Duguech homenajea a Borges, a su manera

Duguech homenajea a Borges, a su manera

El autor presenta hoy su libro de sonetos “30 Borges 30”. A tres décadas de la muerte del creador de “Ficciones”.

DISPARADOR. En la tapa del libro, la estatua ubicada en plaza Urquiza. DISPARADOR. En la tapa del libro, la estatua ubicada en plaza Urquiza.
13 Diciembre 2016
30Borges30 es el título que ha elegido Carlos Duguech para el libro de sonetos en el que homenajea al autor de “El Aleph”, de cuya muerte se están cumpliendo este año tres décadas.

De la presentación, que se realizará hoy, a partir de las 20, en el café de 25 de mayo 736 (planta alta), se encargarán Cristina Bulacio, María Eugenia Flores de Molinillo y Mercedes Chenaut (todas ellas prologuistas de la obra) y el anfitrión y autor de 30Borges30 que ofrecerá un recital poético.

Cuenta Duguech que lo que lo inspiró para escribir este libro ha sido nada más y nada menos que la estatua de Borges que está emplazada frente al colegio Nacional, en la plaza Urquiza, y que esculpió Herman Langlois en los años 80, tal como recuerda Chenaut.

“Cuando se apaga la luz de vida de Jorge Luis Borges en uno de los últimos días de la primavera de 1986, en Ginebra, adquiere luminosidad aún mayor su obra que ya nadie podrá sino revisar, leer y revisar mil veces para abrevar en ese manantial”, escribe Duguech, en la introducción de “30...”. “Treinta años después, reúno en un libro una treintena de sonetos que tienen un eje inmóvil (...). Ese eje inmóvil no es sino la figura blanca de cemento de un Borges sedente, con su mano apoyada en el bastón al borde de una plaza y orientada hacia el poniente. La escultura, inaugurada hace algunos años en Plaza Urquiza de la capital tucumana, fue suficiente para despertar en mí la idea de permanencia de Borges: Ello me llevó a los primeros intentos de poesía que llamé conjetural y que tomaba la voz del maestro”, escribe Duguech, a modo de prólogo.

Ha escrito Cristina Bulacio que Duguech “ha entablado un diálogo hecho de silencios más que de palabras. De perplejidades más que de certezas”. En tanto que Mercedes Chenaut destaca: “30 Borges 30” es un título audaz y apropiado para un libro mentiroso, en el mejor de los sentidos de la palabra. Porque Duguech promete que rendirá un homenaje formal y ortodoxo, en sacrosantos versos endecasílabos, al mayor escritor argentino de todos los tiempos... Eso creemos entender los lectores al comenzar la lectura. Y termina por propiciar un fenómeno nada solemne y sí muy borgeano: se convierte en el demiurgo que hace penasar y hablar a una estatua que, a su vez, intyenta parecerse a Borges.

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