Ya son 78 las víctimas identificadas en el Pozo de Vargas

Ya son 78 las víctimas identificadas en el Pozo de Vargas

“El Pozo está devolviendo identidades”, graficó el perito Ataliva sobre las tareas en el predio.

DESDE LA PROFUNDIDAD. Los peritos clasifican restos óseos y materiales, entre ellos, se observa una venda anudada. LA GACETA / FOTO DE JORGE OLMOS SGROSSO (ARCHIVO) DESDE LA PROFUNDIDAD. Los peritos clasifican restos óseos y materiales, entre ellos, se observa una venda anudada. LA GACETA / FOTO DE JORGE OLMOS SGROSSO (ARCHIVO)
24 Julio 2016
Los cuerpos de las mujeres y de los hombres que fueron arrojados en el Pozo de Vargas habrían sufrido antes fuertes golpes y heridas de bala. Muchos de ellos estaban maniatados y tenían vendas sobre los ojos. Algunos pudieron atesorar pequeños objetos personales, que probablemente ocultaron hasta el final. Los peritos del Camit (Colectivo Arqueología Memoria Identidad Tucumán) infirieron a partir del análisis de los restos óseos y de otros elementos que rescataron de las profundidades -como telas, proyectiles o mordazas- que así pudieron ser los últimos momentos de las víctimas.

Hasta el momento suman 78 los detenidos-desaparecidos durante el Operativo Independencia y la dictadura cuyos restos fueron identificados en ese sitio de inhumación clandestina. Al trabajo pericial de campo lo desarrolla el Camit (su antecedente fue el GIAAT). Los análisis de ADN, luego, son realizados por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF).

“El Pozo de Vargas está devolviendo identidades: no sólo los nombres de las personas asesinadas, sino también los espacios sociales que fueron atravesados por la represión”. El perito Víctor Ataliva y sus colegas subrayaron que su tarea no se agota en extraer huesos, sino que rescatan historias de vida. Añadieron que el papel de los familiares de desaparecidos es clave para cimentar los fragmentos del rompecabezas. “De las personas, un tercio está vinculada a la UNT. Se trata estudiantes, docentes o graduados. El mundo universitario fue ampliamente reprimido. También el ferroviario: siete trabajadores de los Talleres de Tafí Viejo fueron identificados, aspecto que remite al nivel selectivo y proyectado de los crímenes del Estado”, describió Ataliva.

Todos los lunes, en el predio se concreta la recuperación de evidencia por parte de la Justicia. Sobre lonas, los peritos acomodan y clasifican lo extraído del material lodoso que sacan del fondo del pozo. Entre los restos óseos es habitual que encuentren vendas aún anudadas y alambres enroscados (empleados para maniatar).

Querellantes de la causa Pozo de Vargas, como Marta Rondoletto, advirtieron que hay restos que no pudieron ser identificados aún porque hay familias de víctimas que no dieron sus muestras de sangre. El trámite puede realizarse en la Secretaría de Derechos Humanos (Casa de Gobierno).

La tarea no concluyó. Los peritos se encuentran trabajando en el último tramo del Pozo (tendría unos 40 metros de profundidad).

A partir de los testimonios de familiares, de militantes y de vecinos, los especialistas pudieron ubicar el lugar. Después de detectar una depresión que no era natural, en mayo de 2002, encontraron el Pozo, un viejo pozo de agua de mampostería construido a la vera de las vías para alimentar las locomotoras. Las víctimas, estiman, habrían sido arrojadas entre finales del Operativo Independencia (1975) y durante la dictadura (entre 1976 y 1977). Los peritos afirman que hubo intensos intentos por que el Pozo quedara oculto. A fines de los 70 se habría tapado con mampostería, enormes piedras y camionadas de tierra.

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