El poder del fútbol

El poder del fútbol

En pleno velatorio de FPT, la TV privada sube la apuesta

“Cómo olvidar tu llegada. Fue casi una misión libertadora. Habías llegado para liberar, ayudar, ordenar, trasparentar y terminar finalmente con un monopolio que parecía eternizarse con el implacable Don Julio, que decidió cambiar de socio. Usaron el apoyo de la mayoría para engañarte. Lo que ibas a ordenar terminó más desordenado. Te usaron. En lugar de ayudar al crecimiento del fútbol ayudaste a engrosar bolsillos de dirigentes deportivos, políticos nacionales, financieras y agropecuarias. Te mintieron. Hasta te dijeron que ibas a impulsar el deporte amateur y que ibas a ser rentable para el Estado. Te defraudaron. No eras para pan y circo y te recargaron de política. Lógico que no ibas a soportar todo esto. Las buenas ideas, mal ejecutadas, a veces, en la práctica, son pésimas ideas”.

El texto pertenece al periodista Miguel Simón. Formó parte de otros textos de más de una decena de periodistas que aceptaron participar del “velatorio” del FPT en el programa radial porteño “Era por Abajo”, de la 1110. “Yo fui un secuestrador de goles”, se presenta en el velatorio Juan Pablo Varsky al recordar su participación en “Fútbol de Primera”. Cuando Clarín-Torneos monopolizaban los goles. “Goles secuestrados”, si no pagabas el codificado, porque así los llamó la presidenta Cristina Fernández de Kirchner al anunciar en 2009 el acuerdo AFA-Estado. Una alusión a otros secuestros que desgarraron al país y de los que su gobierno -así lo investigaba también la justicia en ese momento- acusaba también a la dueña del Grupo. “Recuerdo al FPT con cariño, también con una sonrisa amarga y con la expresión de ‘sabía que esto iba a pasar’”, agregó Varsky. Es el fin porque la AFA avisa que recibió una oferta del grupo Turner de más de 3.000 millones de pesos. Tan jugosa que hace dudar sobre la posibilidad de mantener las trasmisiones por pantalla abierta, como lo había prometido en campaña el presidente Mauricio Macri, que fue presentado en “Era por abajo” casi como un presidente paralelo de la AFA. Tal el grado de un intervencionismo, que, Fernando Marín mediante, llega inclusive a la designación del nuevo DT de la Selección. Creíamos que, para saber si hay que elegir a Edgardo Bauza, Miguel Russo o a quien fuere, era más importante consultar la opinión de Leo Messi que la de Macri.

“Te recordaré (FPT) como una de las acciones más fuertes que un gobierno haya hecho con el fútbol y en materia de medios de comunicación”, se sumó al velatorio Marcelo Gantman. El periodista recordó que el dinero anual del FPT triplicó al presupuesto que tiene el ENARD para preparar a nuestros deportistas olímpicos cada cuatro años. Julio Grondona, “el Kirchner de la FIFA” (así lo describió Marcelo Araujo, una tarde en plena trasmisión de FPT), se cansó del “maltrato” de su socio Clarín y aprovechó la batalla política de aquellos años para llevarle los goles al gobierno. “Vamos a sacarle la billetera a la señora de Noble”, le dijo un funcionario K a otro funcionario K, según cuenta Alejandro Casar González en el libro “Pasó de todo”, el mejor documento sobre los años del FPT. Sucedió lo contrario. El monopolio, que además tiene un juicio pendiente, dejó de pagar derechos. Y aprovechó la gratuidad para, HD mediante, fortalecer su negocio como principal cableoperador del país.

“Gratuidad”, recordó el Ruso Verea, otro de los periodistas invitados al velorio, es un término incorrecto. Gratis, sabemos, no es nunca. Son dineros públicos. Dineros, es cierto, no tan exagerados, como pretendió hacernos creer durante años alguna prensa con sus tapas y titulares insistentes. Tanto que parecíamos estar hablando de todo el presupuesto nacional. A precio de hoy, me dice un economista, aún tomando en cuenta la nueva oferta de 3.000 millones de pesos, hablamos, en realidad, del 0,19 por ciento del prespuesto nacional. Sí, 0,19 por ciento.

“Ahora se restaurará el nefasto concepto de que hay que pagar para ver”. Lo dijo en “Era por abajo” Javier Vicente, que se presenta en el velatorio como “el relator del pueblo”. La utilización política del FPT tuvo, hay que decirlo, picos de vergüenza. El FPT, acaso inevitable, entró en las leyes de la jungla de la batalla política. De prensa y gobierno que se dieron con munición pesada. “El FPT fue como un joven jugador que promete mucho pero termina desdibujado”, dice en el velorio el exjugador Juan Herbella. Tan politizado que, entonces, careció de un “modelo de gestión pública”, añade el especialista de medios Martín Becerra, también invitado al funeral. Demasiados flancos si luego, como sucedió, cambiaba el signo político.

La jugada del gobierno

El nuevo gobierno, conciente de que perdía la AFA en elecciones democráticas, aprovechó ese mal uso de los dineros públicos para apurar decisiones judiciales, intervenir con la Inspección General de Justicia (IGJ), vaciar de fondos al fútbol, forzar acuerdos con la Conmebol y con la FIFA. De esa forma terminó imponiendo a su propia gente, con una Comisión Regularizadora con nombres que, por mucho cupo femenino que quiera cuidarse, impresionan por su falta de legitimidad. Con la AFA acogotada, se llega al fin del FPT sin que el gobierno pague los costos políticos.

El acogotamiento, eso sí, no sólo afectó la competencia local (hasta la promocionadísima Superliga quedó ahora en el congelador), sino también a una Selección que perdió a su capitán y a su DT. Que además armó un equipo olímpico como puede y hasta pide cuerpo técnico prestado para sus juveniles. Es la selección número uno en el ranking de la FIFA.

Tan devaluado no debe estar el fútbol argentino si alguien, aún sin saber si deberá mantener trasmisiones en pantalla abierta hasta 2019 ofrece igualmente 3.000 millones de pesos para televisarlo. ¿Cuál es entonces el precio del fútbol? ¿Cuánto vale la pelota si fue, en su momento, la herramienta que le permitió formar su imperio a Clarín? ¿Cuánto si fue símbolo de la era K? ¿Cuánto si ahora Turner ofrece esa fortuna mientras los especialistas avisan de nuevas tecnologías y nuevos negocios que precisarán, como siempre, de los goles como zanahoria eterna?

Hasta días antes de las últimas elecciones presidenciales, todos los candidatos juraban y perjuraban que mantendrían al FPT. Porque, decían, cada uno con sus matices, el FPT era “un derecho adquirido” y porque “el fútbol forma parte de la cultura de los argentinos”. Y porque etcétera, etcétera y etcétera. Siete meses después, el FPT se convirtió en algo casi execrable a lo que debe ponérsele fin sí o sí. “Estamos escuchando el clamor de la gente para que el gobierno no ponga dinero en el fútbol”, es la “maduración de la sociedad”, dice ahora Marín, el hombre elegido por Macri para trasformar al FPT, el exgerenciador que hoy, acorde a los nuevos tiempos, hasta se da el lujo de llamar “forajidos” a los hinchas de Racing que aún recuerdan como “nefasto” su paso por el club.

“Te vamos a extrañar”, le dice al FPT, en pleno velorio, el exjugador Hugo Lamadrid. Y dice, con tono apesadumbrado, que se irá a vivir a Cuba, porque allí, nos avisaba “el filósofo Fernando Niembro”, debíamos irnos si realmente queríamos ver fútbol gratis. “Perder el fútbol en pantalla abierta -se suma el abogado César Francis- será un retroceso social que agrandará las diferencias”. “Esa igualdad -recuerda Don Pep, tuitero notable de la pelota, también invitado al funeral-, era lo que molestaba en un mundo en el que cada vez importa más qué puede comprar cada uno”. Don Pep calificó al FPT como “una idea justa”. Lástima que, a veces, como dijo Miguel Simón, “las buenas ideas, mal ejecutadas, pueden terminar siendo pésimas ideas”.

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