Y pensar que se burlaban de Berlusconi...

Y pensar que se burlaban de Berlusconi...

En Italia ven a Trump como su revancha. Por Frank Bruni - The New York Times

12 Junio 2016
Durante el circo que fueron los años del gobierno de Silvio Berlusconi, los italianos se acostumbraron a regañadientes a ser el blanco de los chistes de todo el mundo. ¿Se estarán desquitando ahora? Eso es lo que se preguntan cuando ven lo que está sucediendo en Estados Unidos. En Donald Trump, los estadounidenses tienen su propia versión del bufón que se desempeñó como primer ministro de Italia.

En Italia, Trump suscita una reacción llamativa: alivio, incluso satisfacción, al ver que otro país también es vulnerable a un millonario enfáticamente bronceado, extravagantemente cachondo y frecuentemente ridículo, que hace promesas que le será imposible cumplir.

“Nos sentíamos idiotas. Ahora nos sentimos mejor, pensando que en Estados Unidos están siendo idiotas al cuadrado”, opinó el arquitecto italiano Domenico Minchilli. “Es nuestra venganza”, apuntó el politólogo Roberto D’Alimonte.

Italia ofrece un fascinante mirador para ver las convulsiones de 2016. Europa está atenazada por duros sentimientos nacionalistas, que replican las ansiedades que aprovecha Trump y las corrientes sociales y económicas que explican su ascenso.

Austria estuvo a punto de ser el primer país de Europa occidental con un presidente de extrema derecha democráticamente electo desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Gran Bretaña está por decidir si abandona la Unión Europea. Existe gran preocupación de que resurja el fascismo, como señaló Peter Baker en The New York Times.

Pero Italia, cuna del fascismo, parece tranquila. El primer ministro, Matteo Renzi, está trazando un curso nada extraordinario de centroizquierda. “Italia se ha convertido en una especie de oasis -sostiene Patrizio Nissirio, editor de la agencia de noticias italiana ANSA-. Nunca pensé que llegaría a decir eso”.

Los italianos se quejan de que Renzi es aburrido y poco imaginativo, pero parecen preferirlo a un megalómano arrebatado. La mayoría está contenta de no vivir en Francia, donde la extrema derecha de Marine Le Pen ha vuelto a asomar la cabeza. O en Grecia, donde todo se está cayendo a pedazos.

O en Estados Unidos, para el caso. Berlusconi, alegan, parece un corderito domesticado al lado de Trump. Y tienen razón.

Si bien Berlusconi despotricaba y buscaba chivos expiatorios, había muy poco comparable con el racismo de Trump contra mexicanos y musulmanes. Pero hay algo infinitamente peor: Trump dispondría de la capacidad de arruinar al mundo entero de una forma que Berlusconi jamás tuvo. “Hace un mes todo el mundo se burlaba de él -subrayó uno de los italianos consultados para este artículo-. Mientras que ahora todos están paralizados de terror ante la posibilidad de que este tipo realmente dé el gran salto hacia la Casa Blanca”.

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