Sinsajo 2: Punto final sin demasiadas luces

Sinsajo 2: Punto final sin demasiadas luces

Los rebeldes están listos para iniciar el asalto decisivo al Capitolio. Allí se ha refugiado Snow, el sanguinario dictador de Panem, y Katniss Everdeen -símbolo de la resistencia y del grito de libertad- está decidida a matarlo. Claro que llegar al palacio presidencial no será sencillo: numerosas trampas y desafíos aguardan en las calles.

ORIGEN: EEUU, 2015. DIRECCIÓN: Francis Lawrence. CON: Jennifer Lawrence, Josh Hutcherson, Donald Sutherland. VIOLENCIA: con escenas. SEXO: sin escenas. ADOLESCENTES ENFERVORIZADOS: la avant-premier terminó en el Atlas con aplausos y algún cantito. LA ESCENA: el feroz enfrentamiento con los “mutos” en los túneles, lo mejor de la película. BUENA. 

Jennifer Lawrence se pasa dos horas con el ceño fruncido, enojada, contrariada o -directamente- llorando. Su Katniss Everdeen es una jovencita atormentada, dominada por una pulsión de muerte digna de un personaje de Tolstoi. El detalle es que hablamos de una saga literario-cinematográfica pensada y ejecutada para un público (pos)adolescente. Lo que le falta a este cuarto y último eslabón de “Los juegos del hambre” es frescura. Nadie se toma las cosas con un poquito de humor ni se distiende. La película se hace larga, sobreexplicada, por momentos engolada. Francis Lawrence terminó rodando una carísima oda al sufrimiento.

Quienes leyeron los libros (en este caso de Suzanne Collins) siempre corren con ventaja y no se privan de subrayar la superioridad que confiere saber qué va a pasar. Pero las butacas democratizan, nivelan, obligan a un ejercicio de memoria supremo para determinar quién es quién entre tanto personaje y, sobre todo, qué estaba haciendo hace exactamente un año, cuando la primera mitad de “Sinsajo” se interrumpió. El director no se toma el trabajo de contextualizar lo que pasa. Confía en que el suyo es un público tan fiel que llega enfocado desde su casa. Conclusión: si no vieron las películas anteriores no van a entender ni jota del asunto.

La clave es cómo y cuándo quedarán frente a frente Katniss y el presidente Snow. La película es un camino que conduce a ese encuentro, traducido en la larga marcha de un pelotón por las calles de una ciudad en ruinas. Esto ya se escribió y se filmó infinidad de veces.

Mientras esquiva trampas y libra batallas, Katniss debate internamente con quién se quedará: ¿Peeta o Gale? ¿Josh Hutcherson o Liam Hemsworth? Un sueño para cualquier chica. Katniss es una guerrera enamorada, no olvidar el apunte.

Jennifer Lawrence no dejaba de ser una apuesta hace cuatro años, cuando le dieron el traje de Katniss. Hoy es la actriz mejor remunerada de Hollywood. Así de fulgurante fue el trayecto de “Los juegos del hambre”, un esfuerzo de producción inteligente que combinó figuritas en ascenso con notables actores (Donald Sutherland, Julianne Moore, Stanley Tucci y el gran Philip Seymour Hoffman, en su despedida). Fue el triunfo de un género -las distopías futuristas con héroes juveniles- que promete seguir y seguir.

La película final, la del moño, es la más floja. Será porque carece de emociones y destila una pretensión discursiva que no encaja con el cuadro. Eso sí: a Katniss el flechazo le salió perfecto.

 

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