14 Septiembre 2015
TERCER BESO. Como en Australia e Inglaterra, Djokovic ganó otro major en el año. reuters
NUEVA YORK.- “Jugar contra un rival como él me hace jugar al máximo de mis posibilidades. Él es un campeón y me hizo jugar hasta el último punto para poder disfrutar de esta victoria”, admitió Novak Djokovic. El serbio era el máximo protagonista de la ceremonia de premiación, pero era inevitable la referencia, grandilocuente por cierto, hacia su rival, Roger Federer. El campeón del US Open reconoció lo que el mundo entero vio durante los cuatro sets que duró la final que fue de altísimo nivel. Su triunfo fue por 6-4, 5-7, 6-4 y 6-4
Las diferencias fueron mínimas y estuvieron principalmente en el resultado de los puntos clave. Federer cometió errores en más de la mitad de las 23 pelotas de quiebre que no aprovechó. En tanto, Djokovic se llevó sus dedos a la frente indicando su fortaleza mental para aguantar un estadio que lo tuvo de enemigo durante gran parte de la final.
En el comienzo del partido Federer fue preso de su saque, que tan importante fue durante el campeonato. El primer servicio no funcionó y el suizo tuvo problemas para ganar puntos.
Al no tener la agresividad desde la primera pelota, debió forzar sus tiros para desbordar a un Djokovic que defendió como sólo él puede hacerlo en la actualidad. Encima, el serbio fue capaz de aumentar la velocidad de juego y hasta de contragolpear.
El número uno del mundo también estuvo muy efectivo con sus devoluciones, poniendo la pelota en juego bien profunda, lo que obligaba a Federer a pegar desde el fondo. En ese juego, la consistencia de Djokovic no da oportunidades. Ni el empleo de la nueva táctica de Federer, que consiste en devolver bien metido en la cancha, funcionó para doblegar a Djokovic porque fue mentalmente fuerte para resistir las situaciones de mayor presión.
Djokovic ganó su segundo título en Nueva York, su tercera corona de Grand Slam en el año y la décima de su carrera para demostrar que no está mal calificar los últimos años como la era “Nole”. (DPA)
Las diferencias fueron mínimas y estuvieron principalmente en el resultado de los puntos clave. Federer cometió errores en más de la mitad de las 23 pelotas de quiebre que no aprovechó. En tanto, Djokovic se llevó sus dedos a la frente indicando su fortaleza mental para aguantar un estadio que lo tuvo de enemigo durante gran parte de la final.
En el comienzo del partido Federer fue preso de su saque, que tan importante fue durante el campeonato. El primer servicio no funcionó y el suizo tuvo problemas para ganar puntos.
Al no tener la agresividad desde la primera pelota, debió forzar sus tiros para desbordar a un Djokovic que defendió como sólo él puede hacerlo en la actualidad. Encima, el serbio fue capaz de aumentar la velocidad de juego y hasta de contragolpear.
El número uno del mundo también estuvo muy efectivo con sus devoluciones, poniendo la pelota en juego bien profunda, lo que obligaba a Federer a pegar desde el fondo. En ese juego, la consistencia de Djokovic no da oportunidades. Ni el empleo de la nueva táctica de Federer, que consiste en devolver bien metido en la cancha, funcionó para doblegar a Djokovic porque fue mentalmente fuerte para resistir las situaciones de mayor presión.
Djokovic ganó su segundo título en Nueva York, su tercera corona de Grand Slam en el año y la décima de su carrera para demostrar que no está mal calificar los últimos años como la era “Nole”. (DPA)
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