Huracán
BUENOS AIRES.- La alta litigiosidad en el fuero laboral es uno de los temas que desvela a la dirigencia empresaria.

Si bien aun no ocupó el centro de la agenda en las entidades gremiales, los hombres de negocio ya comenzaron a tomar cartas en el asunto.

“La mayoría de las empresas consultadas atraviesan problemas debido a la alta litigiosidad que se deriva de la ruptura de las relaciones laborales”, confesó a DyN, un importante asesor jurídico.

“No podemos llegar a arreglos ni a soluciones consensuadas. En la mayoría de los casos, todo se resolverá en los tribunales laborales”, detalló.

Esto puso en alerta a todos los hombres de negocios y el tema fue tratado de manera informal, aun entre dirigentes de distintos sectores.

Este nuevo fenómeno no es menor ya que provoca un importante aumento de la indisponibilidad financiera y de la previsión de gastos.

“No podemos trazar un horizonte ni siquiera de corto plazo. La amenaza permanente de tener causas pendientes de resolución no permiten planificar nada”, agregó el asesor.

Esto está provocando que en muchas empresas, en especial, en las PyME, no se pueda contar con los recursos necesarios para el día a día.

“No sabes cuanto habrá que pagar finalmente por la indemnización, ni tampoco cuánto tiempo durarán los litigios, y además tenés que mantener inmovilizada una gran cantidad de dinero, en previsión, ante una eventual solución rápida del conflicto.

El tema está dejando más efectos secundarios sobre el mercado laboral.

“Si la contratación de personal, termina inexorablemente en un tribunal, ninguna empresa estará dispuesta a tomar nuevos recursos humanos, a menos que sea para cubrir una vacante ultra necesaria. Con este esquema, se posterga toda posibilidad de disminuir el desempleo”, remató el letrado.

La pesada herencia

Mientras esto ocurre, muchas empresas están en un momento de mantenimiento de sus plantas. La mayoría de las compañías está trabajando con bajos niveles de stock, debido al alto costo financiero que genera.

Los empresarios consideran que habrá que aguardar al resultado electoral para tener una idea más aproximada de lo que va a venir, a partir en 2016.

Sin embargo, la herencia que deja la administración Kirchner al próximo gobierno es pesada.

Mientras los gastos crecen a un ritmo del 41%, los ingresos lo hacen a la mitad.

Esta brecha se está profundizando e impactando negativamente sobre las reservas.

El Banco Central ya agotó toda la disponibilidad de financiamiento al Tesoro vía anticipos y ahora sólo lo puede hacer mediante el giro de utilidades, en una operación que es meramente contable pero que las autoridades se encargan de transformarla en financiera mediante una cosmética, cuanto menos, muy discutible.

La gran apuesta del gobierno es que la gente tenga dinero en el bolsillo y darle incentivo al consumo. De allí que ha demorado en homologar muchas de las paritarias que comenzarán a tener efecto monetario, a partir del segundo semestre.

Pero alimentar la demanda sin inversión, es como enfrentar un huracán inflacionario que luego terminará arrasando, primero, el bolsillo de los trabajadores y luego, el empleo. Una experiencia ya vivida por gran parte de los argentinos que peinan canas aunque no por más de la mitad del padrón electoral que cuenta con menos de 35 años.

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