El funesto califato cumple un año

El funesto califato cumple un año

Por Jan Kuhlmann - Columnista de la agencia DPA

28 Junio 2015
El mensaje de audio que reflejaba toda la dimensión del horror se propagó a la velocidad del viento en Internet hace un año. El portavoz de la milicia terrorista sunita Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS) fue directamente al grano: “Ha salido el sol de la Yihad (la guerra santa)”, exclamó triunfal Mohammed Al Adnani. Siguió con la frase que no sólo a asustó a los musulmanes: El líder ha decidido proclamar un “califato Islámico”.

Con este mensaje quedó claro que el ISIS no era sólo una banda de combatientes salvajes que había conquistado amplias partes de Irak y Siria, sino que las ambiciones del grupo iban mucho más allá. Proclamando el califato querían unirse a una forma de gobierno que evoca en muchos musulmanes la época dorada del islam.

Subrayaban así que querían construir un Estado, lanzando una señal de fortaleza que para muchos simpatizantes de los yihadistas resulta atractivo, por que les hace creer en el poder y el un objetivo visionario. Y esa exhibición de poder quedó de manifiesto el viernes con varios atentados con poca diferencia de tiempo en Túnez, Francia y Kuwait, actuando en tres continentes distintos y causando masacres. En los territorios donde ha impuesto su ley, el ISIS no sólo controla la administración y la educación, sino que también cobra impuestos. Los tribunales propios siguen la versión más radical de la Sharía, la ley islámica. Y todo ello bajo el mando del “califa Ibrahim”, como se hace llamar el líder , Abu Bakr al Bagdadi.

Pero el califato también sirve al ISIS para poder levantar una fachada de dureza. Forma parte de la propaganda de los extremistas aterrorizar a los rivales con la intención de hacer creer que el grupo es invencible.

La milicia sunita actúa de forma despiadada contra adversarios y miembros de otras confesiones. Las victorias militares también contribuyen a esa imagen. Hace unas semanas pudieron asestar todo un golpe al gobierno y al Ejército de Irak al tomar la capital provincial de Ramadi. Pero a los yihadistas se les puede vencer. Las Unidades de Protección Popular kurdas los expulsaron a fines de enero de la ciudad siria de Kobane, tras meses de fuertes combates. Y sufrieron otra derrota a manos de los kurdos, cuando las Unidades de Protección Popular recuperaron la localidad fronteriza de Tell Abyad, de importancia estratégica.

Pero sobre el ISIS se ciernen problemas económicos. La milicia está considerada el grupo terrorista más rico del mundo, porque el control de campos de petróleo y de gas en Irak y Siria le está proporcionando ingresos millonarios, pero mantener al grupo cuesta mucho dinero. Además, su riqueza se basa en la economía del botín: territorio que se conquista, territorio que se saquea. Y en los últimos tiempos no ha podido realizar una conquista amplia de territorios.

Guido Steinberg, experto en terrorismo de la Fundación Ciencia y Política de Berlín, calcula que en la segunda mitad del año comenzarán a tener problemas de suministro. “Muchas de las tierras de cultivo en el territorio de ISIS están yermas”, dijo el politólogo. Aunque Steinberg estima que después de todo los extremistas gozan de apoyo entre los sunitas locales. Esa es la razón por la que la población no se subleve en su contra.

La población no ve alternativa. En Irak y en Siria, la mayoría de sunitas rechazan el gobierno dominado por chiitas en Bagdad, porque se siente discriminados. Y el régimen en Damasco ha perdido desde hace tiempo legitimidad. En ambos países -aparte de los kurdos- no hay una fuerza militar que pueda vencerlos. A pesar de la ayuda de Estados Unidos, al Ejército iraquí le falta fuerza de combate y el Ejército sirio está bajo mínimos. El éxito de ISIS no es tanto fruto de su fuerza, sino más bien de la debilidad de sus adversarios.

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