Turistas huyen de Túnez y Francia refuerza su seguridad

Turistas huyen de Túnez y Francia refuerza su seguridad

Las empresas envían aviones charter para repatriar a europeos que veraneaban en las costas tunecinas donde un yihadista disparó a mansalva El primer ministro Cameron sugirió que había muchos británicos entre las víctimas fatales del atentado. El atacante francés, detenido

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28 Junio 2015
TÚNEZ-PARÍS.- Miles de turistas abandonaron Túnez, un día después de un sangriento atentado reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico (ISIS) contra un hotel que dejó cerca de 39 muertos, en una masacre que amenaza su transición política y su endeble y vulnerable economía. La matanza supone un duro golpe al esencial sector del turismo en Túnez, tres meses después de otro ataque contra el museo del Bardo en la capital, que dejo 22 muertos, 21 de ellos turistas. MIles de turistas extranjeros abandonaron el país norafricano en las últimas horas como consecuencia del ataque.

Todos ellos partieron de los aeropuertos aledaños y de la propia capital, donde reinó la confusión por la llegada de numerosos vuelos chárter fletados por las compañías turísticas para recoger a sus asustados clientes y trasladarlos hacia las principales ciudades europeas. El operador Thomson envió 10 aviones para repatriar a unos 2.500 turistas británicos, y anuló todas las estadías la próxima semana, reportó la BBC. El operador belga Jetair repatrió durante la jornada a 2.000 clientes a Bruselas. Entre los víctimas, diez cadáveres han sido identificados -ocho británicos, una belga, un alemán- según el ministerio de Salud tunecino, que informó que hubo 39 heridos, especialmente británicos, alemanes y belgas.

El ministerio admitió que el reconocimiento de las víctimas puede tardar “varios días” debido a que por estar en la playa los turistas no contaban con documentos.

El primer ministro británico David Cameron dijo que su país debía “prepararse a que haya muchos británicos entre las víctimas del salvaje ataque”. El presunto autor del atentado, el peor en la historia reciente del país, había escondido su arma en una sombrilla, haciéndose pasar por un turista más.

El atacante disparó a mansalva contra la gente que había en la playa. Luego ingresó en el hotel Imperial Marhaba, de Port el Kantaoui, cerca de Susa, para matar a las personas que tomaban el sol o se bañaban en las piscinas.

Este ataque coincidió con una oleada de atentados registrados el mismo día en Kuwait, donde murieron, al menos, 27 personas en un atentado reivindicado también por los yihadistas del ISIS y en Francia, donde una persona fue decapitada.

Estas acciones se produjeron tres días antes de que el califato proclamado por el ISIS en los territorios que conquistó en Siria e Irak cumpla su primer año. Tras el atentado, cometido por un estudiante tunecino, el primer ministro, Habib Essid, afirmó que unas 80 mezquitas acusadas de “incitar al terrorismo” serán cerradas, y anunció que iba a recurrir a los reservistas del ejército para reforzar la seguridad en los “lugares sensibles”.“Se preveía que en Ramadán los terroristas golpearían. Es la tercera vez que lo hacen en el mes sagrado”, recordó Naser al Hani, abogado tunecino experto en yihadismo, quien arremetió con dureza contra las medidas de Essid.

“La mayoría de decisiones anunciadas corresponde a demandas que los expertos hacemos desde hace dos años. Ocuparse de las mezquitas salafistas y reforzar las unidades antiterroristasr”, afirmó. Desde la Primavera Árabe que se inició en Túnez en 2011, el país se enfrenta a una creciente amenaza yihadista, que ataca principalmente al turismo, un sector que representa el 7% del PBI y genera 400.000 empleos directos e indirectos.

El Gobierno de Francia reforzó la seguridad en los lugares “sensibles” de la región de Rhone-Alpes, donde tuvo lugar el atentado de tintes salafistas que se cobró la vida de un empresario y causó daños en una fabrica de gas. El presunto asesino, un joven de 35 años -Yassin Salhi-, era conocido en su barrio como un buen vecino. Vivía con su esposa y tres hijos cerca de Lyon. Salhi decapitó a Hervé Cornara, su jefe, antes de tratar de hacer volar a la planta. Fue arrestado. (Télam-DPA)

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