El hombre detrás de las bellezas de la Villa 31

El hombre detrás de las bellezas de la Villa 31

“Guido Models” cuenta cómo se gestó y funciona una agencia de modelos en una zona muy vulnerable. Un relato sin victimizaciones.

ANTES DE UN DESFILE. Una de las escenas del filme muestra cómo las chicas se preparan para un evento. ANTES DE UN DESFILE. Una de las escenas del filme muestra cómo las chicas se preparan para un evento.
14 Junio 2015
“Guido quiere algo; va y lo hace. No le importa nada”.

La frase es el motor. No ya de Guido -Guido Fuentes, nacido en Bolivia, gestor y responsable de una agencia de modelos en la Villa 31 de Buenos Aires-, sino que es el motor del documental. Un documental ideado y realizado por la fotógrafa Julieta Sans -también la autora de la frase-, que durante algunos meses ha convivido con Fuentes y sus modelos, y lo ha filmado justo en esa dinámica: queriendo y haciendo, queriendo y haciendo. “Guido Models”, la última de las películas en competencia en estrenarse en el Festival Gerardo Vallejo, es el producto de esa convivencia.

Fuentes se hizo conocido en los medios nacionales e internacionales hace cinco años, cuando cobró notoriedad el hecho de que un inmigrante boliviano había reclutado a varias adolescentes de la villa para conformar su agencia y escuela Guido Models. “Mis vecinos me decían que estaba reloco, que qué iba a hacer con las chicas. Mi primera alumna fue una boliviana que estuvo apenas una semana conmigo -contó hace poco a Infobae.com-. Empecé yendo de casa en casa, diciéndoles a mis amigas que anoten a sus hijas, que el 5 de diciembre de 2009 iba a hacer un desfile. Empecé a pegar volantes por toda la 31”. Lo ya dicho: Guido quiere algo; va y lo hace.

Y lo que hizo después fue crecer. Tan sencillo y tan complejo como eso. Porque Guido no sólo es el ideólogo de un local que propone belleza en medio de las carencias sino que también es diseñador de ropa, productor de eventos, y manager y tutor de modelos. “Siempre lucho para que la gente no nos señale, no nos generalice, no nos estigmatice. (En la villa) hay muchísima gente de trabajo. El respeto existe. La gente del barrio sabe el sacrificio que hago. Al principio había cierto recelo, envidia, pero nunca tuve ningún problema”.

Al igual que Fuentes, Sans también quiso algo, y fue y lo hizo. Conoció la historia de la agencia como fotógrafa y, después de varias visitas y entrevistas, el proyecto devino en documental. “Me pareció interesante no sólo porque (Guido) hacía algo muy llamativo, sino también por cómo hablaba de su trabajo. Había mucho orgullo”, declaró a Infobae. “La atrajo el contraste de un barrio humilde”, sintetizó Fuentes.

Y es cierto que hay contraste, aunque en la película está más señalado por la contundencia de lo real que por una mirada compasiva de Sans. “Soy de no juzgar a nadie. No pongo a Guido en un lugar de debilidad. No le hubiese sacado una sola foto si me hubiese parecido un pobrecito, no me acercaría si fuese así”, explicó la directora, cuyo filme es más el registro de un hombre y su circunstancia, que la vindicación de unas supuestas víctimas.

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