Por Mariana Apud
01 Junio 2015
APUNTÓ Y FESTEJÓ. Pavone, goleador por naturaleza, anotó el segundo del local. dyn
Boca llegó con metas por cumplir ante Vélez. La derrota por 2 a 0 fue la antítesis de todo lo que fue a buscar. Los nervios y las dudas lo dejaron con un hombre menos, con situaciones claras de gol sin concretar, sin cima y con una condición más deteriorada en lo futbolístico y anímico.
En el primer tiempo la pelota anduvo de aquí para allá. Boca privilegió más el juego al ras del césped. También por el suelo estaban sus aspiraciones de subir a la punta de la tabla. Vélez se dedicó más a cortar el medido ímpetu de Boca a base de faltas. Trabajo “sucio” que se pusieron al hombro, entre otros, Leandro Luis Desábato, Emiliano Amor y Lucas Romero, los amonestados en la primera parte.
Recurrir a un GPS para que ubique en el camino de la etapa inicial una jugada de peligro, no es mala idea. Con esfuerzo, hará ruido en el cabezazo desviado de Fabián Monzón. A recalcular.
Y recalcularon. Menos mal. Las emociones límites estuvieron a cargo de Daniel Osvaldo -tuvo dos mano a mano- y las que valen puntos, o mejor dicho porotos, las puso Fabián Cubero. El capitán de Vélez ni debía estar en el partido. “Poroto” jugó habilitado por el artículo 225 -arrastraba cinco amarillas, pero ingresó por bajas de compañeros afectados al Mundial Sub-20- e igual de habilitado estaba por detrás de Monzón. Cubero saltó, tras un ¡lateral! que Nicolás Delgadillo con una ¡media chilena! le sirvió. Cabeza y gol. Eso bastó para que Boca perdiera el rumbo y Mariano Pavone sellara el triunfo a poco del final.
En el primer tiempo la pelota anduvo de aquí para allá. Boca privilegió más el juego al ras del césped. También por el suelo estaban sus aspiraciones de subir a la punta de la tabla. Vélez se dedicó más a cortar el medido ímpetu de Boca a base de faltas. Trabajo “sucio” que se pusieron al hombro, entre otros, Leandro Luis Desábato, Emiliano Amor y Lucas Romero, los amonestados en la primera parte.
Recurrir a un GPS para que ubique en el camino de la etapa inicial una jugada de peligro, no es mala idea. Con esfuerzo, hará ruido en el cabezazo desviado de Fabián Monzón. A recalcular.
Y recalcularon. Menos mal. Las emociones límites estuvieron a cargo de Daniel Osvaldo -tuvo dos mano a mano- y las que valen puntos, o mejor dicho porotos, las puso Fabián Cubero. El capitán de Vélez ni debía estar en el partido. “Poroto” jugó habilitado por el artículo 225 -arrastraba cinco amarillas, pero ingresó por bajas de compañeros afectados al Mundial Sub-20- e igual de habilitado estaba por detrás de Monzón. Cubero saltó, tras un ¡lateral! que Nicolás Delgadillo con una ¡media chilena! le sirvió. Cabeza y gol. Eso bastó para que Boca perdiera el rumbo y Mariano Pavone sellara el triunfo a poco del final.
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