Una carta de ruptura se transformó en arte

Una carta de ruptura se transformó en arte

El trabajo de la artista Sophie Calle se inaugurará esta tarde en el flamante Centro Cultural Kirchner. Datos del espacio.

MONTAJE. La puesta de la artista francesa contiene fotografías, videos y una performance. TÉLAM MONTAJE. La puesta de la artista francesa contiene fotografías, videos y una performance. TÉLAM
26 Mayo 2015
A la artista Sophie Calle la abandonaron a través de un mail. “Me hubiese gustado que las cosas fuesen de otro modo. Cuídese mucho”, decía el correo electrónico de ruptura que recibió hace años de su pareja de entonces. Aquellas palabras fueron el detonante para la creación de la instalación homónima, que incluye un múltiple y exhaustivo análisis epistolar con el fin de entender los motivos de la separación, según se explica en la información oficial sobre la muestra que se estrenará hoy en el flamante Centro Cultural Kirchner, ubicado en la ex sede central del Correo Argentino en la Capital Federal.

La creadora francesa ya se encuentra en el país para participar en la Bienal de Performance. Calle decidió invitar a distintas profesionales para que realizaran una interpretación de la carta de ruptura, cada una desde el punto de vista de su disciplina. En total logró reunir conclusiones de 107 mujeres dedicadas al periodismo, a la corrección de estilo, a la actuación, al canto, a la danza, a la filosofía y al psicoanálisis, entre muchas otras áreas. En la Argentina presentará además un ciclo de performances que plantea un cambio radical de perspectiva analítica, al poner el foco en la visión masculina.

La artista nacida en 1953 y premio internacional de la Fundación Hasselblad en 2010, es reconocida a nivel internacional por recurrir a aspectos de su vida personal como fuente de inspiración artística. Sus trabajos se caracterizan por explorar las relaciones humanas utilizando métodos provocativos y en ocasiones, controversiales, pues sus relatos -narrados por medio de fotografías, videos y textos- revelan o parecieran hacerlo la propia intimidad de la artista y la de otros que la rodean.

Espacio monumental

El Centro Cultural Kirchner tiene 100.000 metros cuadrados y que se inauguró la semana pasada con una muestra homenaje a la escultora Alicia Peñalba y una exposición permanente (la única), titulada “Experiencia NK”, con testimonios familiares, fotografías y videos.

El espacio estará abierto al público solamente entre jueves y domingos, y todas las exposiciones serán gratuitas. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner afirmó que se trata del centro cultural más importante de Latinoamérica, y es considerado uno de los más grandes del mundo.

Entre otras salas, se encuentra el inmenso auditorio denominado “La ballena azul”, una sala filarmónica para casi 2.000 espectadores, y una impresionante estructura vidriada que será un museo de arte moderno, además de la cúpula restaurada. También habrá una sala de música de cámara para 600 personas; 51 salas de exposiciones; tres restaurantes; 16 salas de ensayo; 18 vestíbulos y 20 camarines para los artistas.

El presupuesto inicial fue de $ 925 millones y pero terminó costando, según estimaciones oficiales, $ 3.800 millones. Otros cálculos privados estiman que los gastos llegarán a los $ 5.000 millones, puesto que la obra todavía no está concluida.

El monumental trabajo se inició en 2009 y estaba previsto finalizarlo a mediados de 2010. Dos años después, por medio de una ley se le cambió el nombre en homenaje al ex presidente Néstor Kirchner, y hoy, finalmente, se denomina sólo Kirchner. En total fueron seis años de obra, aunque, como queda dicho, resta aún un sector en la construcción.

Envuelto en distintas polémicas, el ministerio de Planificación también tuvo que aclarar por qué mandó a comprar tres pianos Steinway & Sons, tal vez la mejor marca del mundo y dos Yamaha CFX. Lo justificó en “la finalidad de cubrir todas las exigencias artísticas de primer nivel mundial y contar con instrumentos de excelencia a la altura de los principales centros culturales y salas sinfónicas de alcance internacional”. Cada uno costó U$S 220.000, flete incluido.

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