Hallar una nueva forma de diálogo

Hallar una nueva forma de diálogo

26 Mayo 2015
“Una conversación terapéutica es aquella que genera la oportunidad de construir nuevos sentidos. Justamente, el desafío del terapeuta es encontrar una nueva forma de dialogar acerca de partes de las historias que usualmente se narran”, afirma la psicóloga María Julia López García. Agrega que las personas “llegan con un relato sobre sí mismas y sobre lo que les pasa, generalmente saturado de problemas (como se plantea desde la terapia narrativa), y con preguntas con curiosidad respetuosa podemos ahondar y proponer nuevos sentidos e ideas, encontrando nuevas posibilidades para salir de ese relato rígido que genera más de lo mismo”.

“La psicoterapia como indagación compartida es un proceso de formar, decir y expandir a través del diálogo nuevos significados, temas, narrativas e historias para que puedan emergen nuevas descripciones de sí”, puntualiza López García. Y destaca, como la gran diferencia de charlar con amigos, que “la conversación terapéutica permite a las personas enfrentarse a sus propias contradicciones y a sus sistemas de creencias. Se construye en conjunto el problema, metas y posibles soluciones sobre los cuales trabajar”.

Códigos del profesional

“Lo primero que ofrece un psicólogo por sobre un amigo es objetividad. El profesional no va a ‘aliarse’ con el paciente sino que tratará de ayudarlo a ver qué responsabilidad tiene en lo que le está pasando. Intentará que se mueva del lugar de víctima y que procure un rol activo en sus relaciones”, enfatiza María Eugenia Farhat, psicóloga cognitiva.

“Si le contás a una amiga que alguien te maltrató, es probable que ella se alíe con vos”, apunta. Por otra parte, dice, “dignifica a quien consulta pagar a un experto para que lo ayude a solucionar un problema. Si el psicólogo piensa al paciente/cliente como un consultante que solicita asesoramiento emocional, psíquico, le da al problema un lugar de tratamiento, ocupándose desde un rol activo, procurando no confundir solidaridad con victimización”.

Un "menú" de terapias

“Muchas personas no acuden al psicólogo porque dicen que es para ‘locos’, y prefieren hablar con un amigo. O están los que solo buscan resolver un problema, sin ir más allá. Otros quieren hablar sin ser cuestionados, así que si les decís algo y no les gusta, se van a o se enojan”, describe María José Sepúlveda, psicóloga cognitiva.

La gente, dice, debe saber que cuenta con distintos tipos de terapia. “Para tratar un tema puntual, terapias breves de resolución de problemas; si querés ir más allá, el psicoanálisis o terapias psicodinámicas; si hay que trabajar algún aspecto vincular, la terapia familiar sistémica”, sostiene.

Los psicólogos, señala, están entrenados para ayudar al paciente a la autorreflexión, instrospección; a que el paciente se conozca mejor, a que identifique sus pensamientos negativos y, a partir de ese reconocimiento, pueda manejar mejor sus estados emocionales. “Proporcionamos recursos, no estamos ahí para decir solo lo que el otro quiere escuchar. En cambio, entre amigos, no hay distancia emocional, y la falta de objetividad hará que den su opción desde sus propias historias, desde su deseo de protección”, subraya.

Ampliar la escucha

“Siempre les digo a mis pacientes que un profesional estudió muchos años para ayudar a las personas que padecen un sufrimiento psíquico. Para ser psicólogo o psiquiatra hay que liberarse de la mirada juzgadora que casi todos tenemos, ampliar la escucha, interesarse en el otro y, sobre todo, poseer una gran capacidad de amar”, destaca la psiquiatra María Gabriela Parano.

“Precisamente, añade, esto es lo que recibimos cuando decidimos consultar a un profesional ‘psi’ en lugar de charlar con un amigo nuestros problemas”.

La médica afirma que el psicólogo o psiquiatra puede aportar una mirada objetiva de lo que le contamos y “desde un lugar autorizado por el conocimiento, nos marcará con dureza nuestros errores, lo que en reiteradas oportunidades los amigos no se animan a hacer por temor a lastimarnos. El psiquiatra, además, nos puede orientar acerca de enfermedades físicas que podamos padecer y también podrá descartarlas mediante estudios. Y puede recetarnos, si fuera necesario, psicofármacos”.

La doctora Parano ve otra ventaja en confiar en un profesional los problemas. “El encuadre profesional asegura el secreto médico en relación con lo que decimos, cosa que no siempre ocurre cuando confiamos nuestra intimidad a un amigo”.

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