25 Mayo 2015
UN CLÁSICO. El dibujo pertenece a Carlos Alonso.
Aunque solamente estuvo abierta al público un par de días, la muestra “Maestros Fundadores- en la colección de la Facultad de Artes”, tuvo algunas sorpresas.
Un Picasso, nada menos, apareció colgado en un costado de la sala donde se expusieron las obras, en Rondeau y Chacabuco, en el sector nuevo del edificio. Se trata de la serigrafía “Madre con niño”, de 1922, que figura en algunas láminas también con el nombre”Madre e hijo”.
La serigrafía es una técnica de impresión por la que se reproducen imágenes y documentos; es decir, que podemos encontramos ante una copia de copias, lo que, de algún modo, resta valor económico, pero no artístico al grabado de Picasso. menos en estos tiempos en los que, sus pinturas, rompen los récords.
Otra de las sorpresas de la exposición fue la exhibición del pintor fauvista (y luego expresionista) Georges Roualt, un francés que figura en todos los libros de historia del arte.
Donaciones de maestros
Aunque no está claro la historia de cómo llegaron las obras de estos artistas a la pinacoteca de la Facultad de Artes, puede sospecharse que fueron donaciones que hicieron los reales maestros fundadores, como Lino Spilimbergo, que organizó y dirigió el Taller de Pintura del Instituto Superior de Artes de la UNT, en 1948, creado por Guido Parpagnoli.
Spilimbergo estudió en París, precisamente entre 1926 y 1928, y seguramente accedió a Picasso. En el proyecto en el que participó se sumó, además, Lorenzo Domínguez para la Sección de Escultura, Víctor Rebuffo para la de Grabado y Pedro Zurro de la Fuente en Metalistería. Ramón Gómez Cornet y Lajos Szalay también participaron de este emprendimiento.
“Tucumán se convirtió en un semillero de artistas, estudiantes entonces, que migraban a la provincia en busca de una formación artística renovada, como: Carlos Alonso, Juan Carlos de la Motta, Eduardo Audivert, Leonor Vassena, Alfredo Portillos, Carlos Aitor Castillo, a los que se incorporan Juan Bautista Gatti, y Aurelio Salas”, se lee en el trabajo de Alejandra Wyngaard y Ana Victoria Robles, en “Aproximaciones para una historia: del Instituto Superior de Artes a la Facultad: 1948/ 1985”.
Patrimonio
“La Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Tucumán fue acumulando a través de sus décadas un valioso conjunto de bienes culturales. Describir este rico patrimonio es como narrar la historia propia de la institución universitaria y conocer la historia; porque fortalece la memoria, modela nuestras identidades y amplia la comprensión del mundo”, se explicó en la presentación de la exposición. En la muestra se pudieron ver dibujos del mismo Spilimbergo y de Carlos Alonso (uno de sus discípulos predilectos), por ejemplo; de los paisajistas Santos Legname y Timoteo Navarro, entre otros, además del que se adquirió recientemente (2014), de Aurelio Salas. Curiosamente, no se mostró una potente obra de Raúl Lozza, maestro del perceptismo.
Un Picasso, nada menos, apareció colgado en un costado de la sala donde se expusieron las obras, en Rondeau y Chacabuco, en el sector nuevo del edificio. Se trata de la serigrafía “Madre con niño”, de 1922, que figura en algunas láminas también con el nombre”Madre e hijo”.
La serigrafía es una técnica de impresión por la que se reproducen imágenes y documentos; es decir, que podemos encontramos ante una copia de copias, lo que, de algún modo, resta valor económico, pero no artístico al grabado de Picasso. menos en estos tiempos en los que, sus pinturas, rompen los récords.
Otra de las sorpresas de la exposición fue la exhibición del pintor fauvista (y luego expresionista) Georges Roualt, un francés que figura en todos los libros de historia del arte.
Donaciones de maestros
Aunque no está claro la historia de cómo llegaron las obras de estos artistas a la pinacoteca de la Facultad de Artes, puede sospecharse que fueron donaciones que hicieron los reales maestros fundadores, como Lino Spilimbergo, que organizó y dirigió el Taller de Pintura del Instituto Superior de Artes de la UNT, en 1948, creado por Guido Parpagnoli.
Spilimbergo estudió en París, precisamente entre 1926 y 1928, y seguramente accedió a Picasso. En el proyecto en el que participó se sumó, además, Lorenzo Domínguez para la Sección de Escultura, Víctor Rebuffo para la de Grabado y Pedro Zurro de la Fuente en Metalistería. Ramón Gómez Cornet y Lajos Szalay también participaron de este emprendimiento.
“Tucumán se convirtió en un semillero de artistas, estudiantes entonces, que migraban a la provincia en busca de una formación artística renovada, como: Carlos Alonso, Juan Carlos de la Motta, Eduardo Audivert, Leonor Vassena, Alfredo Portillos, Carlos Aitor Castillo, a los que se incorporan Juan Bautista Gatti, y Aurelio Salas”, se lee en el trabajo de Alejandra Wyngaard y Ana Victoria Robles, en “Aproximaciones para una historia: del Instituto Superior de Artes a la Facultad: 1948/ 1985”.
Patrimonio
“La Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Tucumán fue acumulando a través de sus décadas un valioso conjunto de bienes culturales. Describir este rico patrimonio es como narrar la historia propia de la institución universitaria y conocer la historia; porque fortalece la memoria, modela nuestras identidades y amplia la comprensión del mundo”, se explicó en la presentación de la exposición. En la muestra se pudieron ver dibujos del mismo Spilimbergo y de Carlos Alonso (uno de sus discípulos predilectos), por ejemplo; de los paisajistas Santos Legname y Timoteo Navarro, entre otros, además del que se adquirió recientemente (2014), de Aurelio Salas. Curiosamente, no se mostró una potente obra de Raúl Lozza, maestro del perceptismo.
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