Padre Coraje

Padre Coraje

Chiarello sufrió la pérdida de la visión de su ojo izquierdo, pero no así la pasión por el tiro

Miguel Ángell Chiarello sufrió un accidente de trabajo que le costó la pérdida total de la visión de su ojo izquierdo. Su familia se dedica a la fabricación de pirotecnia, actividad impulsada por su abuelo y su bisabuelo. Miguel siguió los pasos de sus acestros y comenzó a trabajar en la fábrica a los 18 años. Y un día sucedió lo inesperado. Mientras probaba un producto el proyectil impactó en su ojo.

“Nunca, nadie de mi familia sufrió un accidente. Fui el primero y realmente el error fue mío”, aclara. Miguel perdió el líquido de su ojo y la visión de manera instantánea. Viajó a Buenos Aires, pero no se pudo hacer nada. Le colocaron un implante de acrílico. Pasó momentos críticos y depresivos. A pesar del peligro que lo rodea cuando manipula la pirotecnia, él sigue adelante. Lo hace por sus hijos. Ellos, de una manera u otra, le dieron el coraje necesario para poder seguir trabajando en lo que le gusta.

Durante su adolescencia, Miguel se dedicó al motocross. Lo hizo con mucho sacrificio porque no contaba con el apoyo de nadie. Abandonó los fierros cuando nació su primer hijo. Sentía que era un deporte muy arriesgado y peligroso. Lo fue dejando de a poco, aunque en realidad, su pasión desde chico era el tiro.

Hoy, su familia y el tiro son el tesoro más preciado para él.

- ¿Te costó seguir una vida normal después de lo sucedido?

- Muchísimo. En esos días, cuando estuve internado, nació mí hijo Valentino. Sabía que no iba a poder ver más de ese ojo, tenía fotosensibilidad a la luz. En lo único que pensaba era en mí hijo. Eso me dio mucha fuerza para salir adelante.

- ¿Tuviste miedo de seguir trabajando con la pirotecnia?

-No, nunca. Me apasiona los espectáculos que hago. Cuando son grandes me gustan más. Fue un error estúpido. Esa es la palabra, no hay otra. Fui el único culpable. Mi hijo me dio el coraje de seguir con mi trabajo.



- ¿Estás muy seguro que no te volverá a ocurrir?

- Sí. Es más, volví a trabajar con los espectáculos tres meses después del accidente.

- ¿Cómo tomó está decisión tu esposa?

- Mi señora estuvo al lado mío siempre todo el tiempo. Me alentaba diciéndome que iba a poder seguir haciendo una vida normal y que saldríamos adelante.

- En realidad quedaste bien estéticamente.

- La verdad que no estaba seguro si estéticamente iba a quedar bien y eso me puso mal. Durante mucho tiempo usé un parche grande. Después se solucionó con el implante. Ahora me siento más cómodo. Hasta tengo movimientos en el ojo porque tengo el globo ocular atrás.

- ¿Cómo y porqué comenzaste a practicar tiro?

- Mi tío Luis, que ahora vive en Chaco, era socio del Club de Cazadores. Él fue el que me contagió la pasión de tirador. Tenía 15 años cuando me llevaba a los torneos y lo observaba como tiraba. Después de mucho tiempo y cuando recibí mi primer sueldo pude comprarme mi escopetita. Así comencé a practicar de forma amateur. Hace tres o cuatro años empecé a competir en serio, participando en muchos torneos.


¿Hasta dónde querés llegar?

- Quiero ganar el Campeonato Tucumano este año, a ver si LA GACETA me elige Deportista del Año (risas)

- ¿Tenés algún referente escopetero?

- No, mis referentes están todos acá en el club. Tengo muchos compañeros que me ayudan, entre ellos, Fernando Vidal Sanz, un gran campeón. Él me enseña como tirar y me aconseja. Son pocos los que hacen eso.


- Los escopeteros tiran con los ojos abiertos. ¿Cuánto tiempo te llevó acostumbrarte a tirar con un solo ojo?

- Seis meses. Antes no le ‘pegaba a una casa’ y ahora le pego a un platito de 10 centímetros. Me daba mucha bronca porque tenía mucha dificultad de distancia con las 3D (tres dimensiones) hasta que comencé a acomodarme y a pararme más de frente en la pedana. Soy un tirador mediocre, no soy muy bueno, pero de tanta práctica que tuve comencé a pegar y pegar.

Siguió adelante

- ¿Pasaste por una depresión luego del accidente?

- Un poco. Fue sólo una semana cuando estaba en el hospital. Me levantaba de noche, no podía dormir pensando en mi familia, en mis hijos. Estaba preocupado por ellos pensando en cómo iba a ser su vida si yo les faltaba. Pasaron muchas cosas por mi cabeza. Pero después con el apoyo de mis amigos y el nacimiento de mi hijo Valentino me levanté. Él medio todas las fuerzas y eso se lo cuento a todos el mundo.

- ¿Qué es lo que más deseas en la vida?

- El bienestar de mis hijos. No pienso en otra cosa. Eso es lo más importante para mí.

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