Boca celebró a medias, ya que el gran objetivo es la Copa

Boca celebró a medias, ya que el gran objetivo es la Copa

Festejos medidos de los "Xeneizes".

EXPLOTA LA BOMBONERA. El equipo dirigido por Rodolfo Arruabarrena sale al campo de juego y los hinchas boquenses lo reciben con papelitos y aplausos. TÉLAM EXPLOTA LA BOMBONERA. El equipo dirigido por Rodolfo Arruabarrena sale al campo de juego y los hinchas boquenses lo reciben con papelitos y aplausos. TÉLAM
Las manos que Manny Pacquiao no le pudo meter a Floyd Mayweather unas horas antes, Boca se las dejó marcadas en la cara a River. Los hinchas “xeneizes” se debatían entre el rezongo y la resignación hasta el ingreso de Fernando Gago, de Cristian Pavón y de Pablo Pérez. Y en consonancia a los mandatos de su historia, se decidieron a empujar a su equipo con nuevos bríos apenas desde el campo de juego los suyos les mandaron señales de que el cero no los conformaba ni mucho menos.

Por eso la explosión increíble cuando Pavón metió su estiletazo entre Marcelo Barovero y el palo, por el ojo de una aguja. Ahí River quedó groggy. Y el carnaval en La Bombonera fue completo cuando Germán Pezzella no pudo evitar que la cachetada de Pérez llegara al fondo del arco.

Fue un partido raro. En el ambiente se respiraba desde temprano que éste clásico importaba, pero no tanto como los dos que vendrán. Y en consonancia con ello, los hinchas del club de La Ribera gritaron en la previa, pero un poco menos que de costumbre, casi como guardando energías para el verdadero objeto del deseo, eliminar al “millonario” y seguir el camino hacia su séptima Copa Libertadores. Silbidos a Barovero cuando junto con Chiarini pisó el césped a las 17.34 y un aplausómetro con ganador claro, Rodolfo Arruabarrena por encima de Daniel Osvaldo, y de todos, cuando los altoparlantes anunciaron quiénes serían los gladiadores auriazules en esta antesala de Copa Libertadores. Todo enmarcado desde temprano por los afiches que empapelaron las calles de La Boca y zonas aledañas recordando que la única fecha que la “contra” no podrá cambiar jamás es la del 26 de junio del 2011.

Paternidad
En las gradas, las cosas fueron por esa misma vía: el 70% de los cantos hacían alusión al descenso del eterno adversario y el 30% restante a la paternidad. En un momento, un número 5 gigante se cayó de un palco al campo de juego, recordaba claro la goleada de verano. El juez Lousteau tuvo que asegurarse que fuera sacado a un costado.

Este domingo no hubo goleada, pero dio la impresión de que si el encuentro seguía diez minutos más, un “millonario” en la lona no podría oponer demasiada resistencia a un vendaval de nuevos golpes.

Con todo, el festejo fue medido. Y eso que la punta del torneo estaba en juego. Como se le escuchó cantar a un hincha “xeneize” pasado de copas cerca de Caminito, una hora después de los gritos de Pavón y de Pérez: “Queremos la Copa”. Esa con mayúsculas, que para Boca significa Libertadores.

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