Acople invertido para Alperovich
El gobernador tiene varias alternativas electorales para los comicios de agosto. la gaceta / foto de antonio ferroni (archivo) El gobernador tiene varias alternativas electorales para los comicios de agosto. la gaceta / foto de antonio ferroni (archivo)
Senador, legislador o intendente. O la casa. Ingresa a la Cámara Alta como ex gobernador, pasa a jugar en una categoría institucional inferior por el oeste, o decide defender el proyecto desde la sección que en los papeles se presenta como la más complicada para el peronismo: la Capital. Tres alternativas electorales, tres definiciones políticas. ¿Por cuál se inclinará Alperovich? Tras retrotraer sus pasos y poner en duda su postulación a senador nacional, el mandatario abrió las puertas a todo tipo de especulaciones; las que alimentan entusiastas sus colaboradores desnudando la estrategia oficialista de confundir al adversario provincial (aunque también genere incertidumbre entre los propios).

En ese marco, a criterio de los alperovichistas, el principal oponente político es el diputado radical José Cano. A Domingo Amaya lo prefieren afuera más que adentro de la causa. “Nos conviene que salga como candidato a gobernador”, se escuchó decir esta semana en el gabinete sobre el intendente capitalino, estimando que esta instancia favorece a la dupla Manzur-Jaldo. “A nosotros nos quita 10 puntos, pero a Cano, 30”, agregó otra voz de fino paladar alperovichista con un cálculo más sentimentalista que racional. En la Casa de Gobierno entienden que el jefe comunal beneficia al oficialismo al generar una tercera opción electoral en Tucumán. Claro, todo esto en medio de versiones de todos lados sobre un posible pacto radical-peronista.

El Frente para la Victoria, ¿con qué candidatura de Alperovich pelea mejor al parlamentario nacional de la UCR: con la de senador, la de legislador o la de intendente por San Miguel de Tucumán? La respuesta depende en parte de si Cano -y también Amaya- resuelve competir o no en las PASO nacionales del 9 de agosto, para usar los eventuales resultados como un trampolín electoral hacia los comicios provinciales del 23, dos semanas después. Los estertores comiciales deberían llegar a esa fecha, para bien o para mal de los que aparezcan en las boletas.

No es antojadizo pensar que ambos se animen a usar las primarias abiertas para saber dónde están parados y, principalmente, para intentar doblegar al FpV. Saldría muy caro, tanto en términos económicos como políticos, máxime si tienen que poner la cara en los dos comicios de agosto. Las PASO han venido a demostrar que son una encuesta real, a cielo abierto. Toda una tentación, aunque sea una apuesta difícil, complicada, riesgosa y costosa. Tendría valor si Alperovich decide encabezar la lista del oficialismo para plebiscitar de alguna forma su gestión y para demostrar si realmente los más de 400.000 votos del oficialismo son suyos. ¿Cómo se podrá determinar eso? Comparándolos con los que obtenga Manzur 14 días después.

La conducta del titular del PE de decir que ahora no está seguro de participar complica las posibles maniobras de la oposición hasta bien avanzado el cronograma. Sin embargo, también, ante la posibilidad de que Cano y Amaya presenten sus postulaciones testimoniales -y salvadoras para octubre en caso de que fracasen en las provinciales-, la indefinición de Alperovich parece una muestra de debilidad. Sin embargo, aún faltan 50 días (20 de junio) para la presentación de las precandidaturas nacionales, y muchas acuerdos y desacuerdos pueden suceder.

La postulación a senador de Alperovich sería, pragmáticamente, la más redituable en términos comiciales, ya que pelearía con la provincia como distrito único. Es más atractiva frente una disputa territorial encerrada en el oeste o que la de la intendencia. El peso de la estructura del Estado no es despreciable. Además, cabe recordar que los tres anteriores mandatarios tuvieron al Congreso como destino posterior a su paso por el Poder Ejecutivo: Ramón Ortega y Julio Miranda el Senado y Antonio Bussi a Diputados, aunque este no pudo asumir en la banca porque fue declarado inhábil moral. Parece hasta lógico que aspire a una banca en la Cámara Alta. En la capital puede perder la votación -en función de los resultados de 2013-, una instancia de alta repercusión nacional y de efectos políticos locales imponderables. Las dos últimas alternativas le generarían, además, dificultades internas: con Yedlin -al que instaló-, que ya está trabajando como el candidato oficial a intendente y con aquellos dirigentes que quieren encabezar acoples por la tercera sección electoral.

Al margen, hay una razón de conveniencia cuantitativa para ser candidato a senador: como lista única a nivel provincial -liderándola como primer aspirante a senador-, podría adherir a todas las candidaturas presidenciales del Frente para la Victoria; lo que significa que todos sumarían para él. Una especie de acople invertido (los presidenciables le arriman sus votos al senador, cuando en Tucumán, por el acople, los legisladores suman al gobernador). Es factible. Si bien Alperovich se jugó por Scioli en la interna nacional del PJ, Sergio Urribarri -en su paso reciente por LA GACETA- deslizó que el gobernador tucumano le prometió instalar su apellido en todas las boletas de los presidenciables; no sólo en la de Scioli. Una jugada que, seguramente, desde el sciolismo verían con alguna desconfianza, por más que Alperovich ponga toda la estructura peronista y estatal al servicio del bonaerense.

Esta situación podría replicarse en la interna abierta de la alianza UCR-PRO-Coalición Cívica. Sin embargo, hoy, cada una de esas agrupaciones debería llevar su propio candidato a presidente (Macri-Sanza-Carrió) y, por lo tanto, como partido político local debería integrar su propia lista de precandidatos a senadores y a diputados nacionales por Tucumán. Ergo: Cano -de ir como senador- debería ir en la boleta de Sanz por cuestiones partidarias, enfrentando a Macri y a Carrió, y lo propio deberían hacer los macristas. No sumaría de todos los presidenciales como Alperovich en la interna del FpV; lo que implicaría hasta una desventaja numérica para el radical.

La única forma de subsanar esto es que haya una lista consensuada entre las tres agrupaciones del frente. También es posible. Entre las huestes macristas se dice que se está trabajando en esa línea (la lista única), pero por el momento aguardan que Sanz se baje de su postulación a presidente y facilite así el armado general de la coalición. Si eso no sucede, si hay tres presidenciales por el frente opositor y una lista de unidad entre los candidatos parlamentarios, las identidades ideológicas y partidarias quedarían desdibujadas y mostrarían un vale todo político y a cualquier precio. Nada de qué sorprenderse, por otro lado. Pero, todavía falta mucho y mucho se puede escribir y especular. Mucho se puede armar y desarmar de la boca para afuera, como viene ocurriendo.

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