Condenaron a un ex pupilo y monaguillo del cura Ilarraz por haber abusado de un menor

Condenaron a un ex pupilo y monaguillo del cura Ilarraz por haber abusado de un menor

Leonardo Alberto Galván recibió la pena de ocho años de prisión por haber agredido sexualmente a un adolescente de 13 años El fiscal Enrique Rojas había solicitado 10 años de prisión, pero el tribunal consideró que se trató de un abuso sexual simple

CALLADO. Leonardo Galván tenía la posibilidad de hablar ante los jueces antes que dictaran su sentencia, pero el condenado optó por guardar silencio.  la gaceta / foto de Osvaldo Ripoll CALLADO. Leonardo Galván tenía la posibilidad de hablar ante los jueces antes que dictaran su sentencia, pero el condenado optó por guardar silencio. la gaceta / foto de Osvaldo Ripoll
23 Abril 2015
CONCEPCIÓN.- Leonardo Alberto Galván no pronunció una sola palabra durante la audiencia de ayer, la última del juicio que se seguía en su contra por el abuso sexual de un adolescente. El hombre de 36 años, quien fue seminarista y monaguillo del sacerdote Justo José Ilarraz, fue hallado culpable del delito de “corrupción de menores en concurso ideal con abuso sexual simple” y condenado a la pena de ocho años de prisión.

La decisión fue adoptada por la Sala I de la Cámara Penal del Centro Judicial Monteros, al concluir el juicio oral y público que se desarrolló en tres jornadas y en el que brindaron sus testimonios alrededor de 25 personas. Después de conocer la sentencia, Galván regresó a la Unidad de Encausados de esta ciudad, donde permanece detenido desde junio del 2012, hasta que sea trasladado al penal.

Hace tres años, lo acusaron de haber abusado de un adolescente de 13 años, en un cañaveral ubicado a orillas de un camino vecinal que conduce a la Villa Brava de Monteros.

En aquel entonces el fiscal de Instrucción Jorge Carrasco, del Centro Judicial de Monteros, había encontrado elementos probatorios sustanciales para incriminarlo y pedir su detención por el hecho que habían denunciado los padres de la víctima.

Galván era profesor de Ciencias Humanas, estudiante de Derecho y se desempeñaba como animador comunitario del Ministerio de Gobierno de la Provincia.

Pruebas de ADN

Al momento de exponer su alegato, el fiscal de Cámara Enrique Rojas pidió para el imputado la pena de 10 años de prisión por el delito de corrupción de menores en concurso real con abuso sexual con acceso carnal.

Una pericia de ADN que se practicó a partir de una muestra hallada en la ropa interior de la víctima, al momento del hecho, había determinado la vinculación de Galván con el hecho denunciado. Sin embargo, esa evidencia no resultó suficiente para confirmar el agravante planteado por el Ministerio Público.

Por esa razón, el tribunal se limitó a condenarlo por el delito de corrupción de menores en concurso ideal con abuso sexual simple.

Colaborador activo

“Galván se valió de su condición de animador comunitario para acercarse al menor y a su familia. Con el poder que le otorgaba el hecho de poder ayudar con recursos del Estado, se ganó la confianza que terminó cuando abusó del chico”, había argumentado Rojas.

En esa época Galván era respetado socialmente por haber sido un colaborador activo en las iglesias del Rosario y en la parroquia Virgen del Carmen del barrio Ñuñorco. En esta última se desempeñó como monaguillo del cura Ilarraz, quien está imputado en la provincia de Entre Ríos por el presunto abuso sexual de al menos siete seminaristas que tuvo a su cargo en Paraná, entre los años 1985 y 1993.

Galván también fue pupilo de Ilarraz y, según mencionaron fuentes judiciales que intervinieron en la causa, no se descartaba que el condenado haya sido una de las víctimas del sacerdote investigado.

“Un hecho aislado”

El defensor de Galván, Ángel Fara, admitió en su alegato que el imputado incurrió en “conducta inapropiada” con la víctima, pero negó que su cliente haya cometido un abuso sexual con acceso carnal.

El abogado también aseguró que lo ocurrido fue un hecho aislado y que no se encuadra en una conducta frecuente de Galván, amparado en su tarea de animador comunitario.

Antes de retirarse a deliberar, los jueces Elena Grellet, Raquel Asis y Alfredo Garzia, le dieron al imputado la posibilidad de hacer su último descargo. Pero Galván optó por el silencio.

Al condenado se lo había escuchado la semana pasada, cuando declaró ante el tribunal y negó todas las acusaciones que se le formularon. Además denunció que en la cárcel fue visitado por un fiscal de Entre Ríos y un funcionario de los tribunales de Monteros, quienes le pidieron que declarara en contra del cura Ilaraz a cambio de su libertad. Ante ese testimonio, los jueces también dispusieron que ambas situaciones sean investigadas por la fiscalía de turno.

A partir de ayer, Galván cuenta con 10 días de plazo para apelar la sentencia ante la Cámara de Casación. Los fundamentos de la condena serán leídos el miércoles 6 de mayo. (C)

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