La muestra quedó atrás
Los modos de percibir el arte se han modificado con la tecnología desde hace algunos años, cuyo poder no solo lo influyó, sino que lo transformó. Una pintura, un objeto o una instalación exigen hoy un lector más atento, más avisado y, fundamentalmente, no perezoso. Caso contrario, corre el riesgo de perderse no solo las respuestas sino, principalmente, los interrogantes que cualquier obra posee.

Nada del arte contemporáneo es sencillo; un paisaje o un retrato son más que eso; y nada, o muy poco, es lo que parece, en definitiva; desconfiamos naturalmente del sentido de aquello que se explica o se entiende rápido o que nos es dado sin esfuerzo.

El artista y el espectador saben de esta realidad, por eso, además de pensar en la obra, está al orden del día la reflexión sobre cómo presentarla. ¿Bastará su mera exposición en las cuatro paredes de un museo o en la pared blanca de una galería?

La exposición o muestra, en sentido tradicional, cada día está quedando más atrás. Si el arte y los modos de recepción se han trastocado, se han dislocado, también su presentación se ha puesto en discusión. No es casual entonces, que la palabra evento esté suplantando a otras.

El diccionario de la Real Academia Española explica con ese término a un suceso de importancia que se encuentra programado, de índole social, académica, artística o deportiva. Pero aclara que ese uso tiene en países de América Latina.

Desde Facebook en adelante, pues, la palabra evento se ha hecho popular y se ha puesto de moda. Cualquier cosa que sucede es un acaecimiento (la primera acepción del término).

Ahora bien, en el mundo del arte, el evento tiene un objetivo distinto si se quiere, al de las otras actividades. Persigue acercar, “amigar”, la obra al receptor, en un ambiente que, en otros tiempos, estaba reservado al común vernissage. No se trata pues del mero brindis y el copetín, como tampoco de la empanada y el vino tinto. Se trata de un conjunto de acciones en la que no falta el dj o vj, una adecuada iluminación e incluso, un espacio distinto al de una galería o museo, que sea más íntimo o personal, para llamarlo de alguna manera. El evento artístico viene a convertirse en una pieza fundamental entonces, en este dispositivo artístico que contiene la obra, que permitirá acercar la obra al receptor, en la medida en que le posibilite detenerlo en el tiempo, darle unos minutos más de su atención.

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