Por Julio Coronel
11 Diciembre 2014
Apenas faltan dos semanas para el comienzo de las fiestas de fin de año y desde distintos organismos provinciales comienzan, como ya es tradición, los operativos de recaudación a gran escala. Hace falta abrir la puerta de casa, o el buzón, para encontrarse con las intimaciones de pagos enviadas por Rentas, Municipalidad (CISI) y la SAT. Los semáforos se pueblan de bomberos voluntarios y, las principales avenidas y accesos a la ciudad, de Policía Vial y de agentes de tránsito. Todos persiguen el mismo objetivo: juntar dinero, justo cuando los bolsillos se vuelven elásticos para poder llegar al 31.
En el caso de los organismos estatales, la mayoría de las entidades con poder de recaudación ofrece una moratoria para dejar las cuentas claras antes de que termine 2014.
Con objetivos menos “institucionales” que los precedentes, viales y varitas refuerzan sus operativos y salen a la caza de motos, taxis, utilitarios y autos de alta gama. Como siempre hay alguien con los papeles vencidos, los vehículos secuestrados se amontonan mientras las multas llueven sobre los escritorios del Tribunal de Faltas: objetivo cumplido para un Estado -municipal, en este caso- que ha hecho de la multa un elemento recaudatorio, en vez de una herramienta disuasoria.
Más allá de los métodos poco ortodoxos que emplean algunos agentes para “pescar” morosos, en los próximos días habrá que salir a la calle con toda la documentación necesaria para no caer en la larga lista de infractores que perderán sus vehículos y abonarán multas costosas. Si bien es cierto que todos los contribuyentes y conductores deberían cumplir con sus obligaciones, llama la atención que los controles masivos no sean cotidianos y sólo se concreten cada fin de año. Por eso, todo hace pensar que llegó la hora de recaudar.
En el caso de los organismos estatales, la mayoría de las entidades con poder de recaudación ofrece una moratoria para dejar las cuentas claras antes de que termine 2014.
Con objetivos menos “institucionales” que los precedentes, viales y varitas refuerzan sus operativos y salen a la caza de motos, taxis, utilitarios y autos de alta gama. Como siempre hay alguien con los papeles vencidos, los vehículos secuestrados se amontonan mientras las multas llueven sobre los escritorios del Tribunal de Faltas: objetivo cumplido para un Estado -municipal, en este caso- que ha hecho de la multa un elemento recaudatorio, en vez de una herramienta disuasoria.
Más allá de los métodos poco ortodoxos que emplean algunos agentes para “pescar” morosos, en los próximos días habrá que salir a la calle con toda la documentación necesaria para no caer en la larga lista de infractores que perderán sus vehículos y abonarán multas costosas. Si bien es cierto que todos los contribuyentes y conductores deberían cumplir con sus obligaciones, llama la atención que los controles masivos no sean cotidianos y sólo se concreten cada fin de año. Por eso, todo hace pensar que llegó la hora de recaudar.
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