Atlético: la ansiedad mató al jugador

Atlético: la ansiedad mató al jugador

Cada integrante del plantel “decano” intenta manejar como puede la impaciencia por salir a la cancha.

TIENE LA RECETA. Bianchi, que mira la pelota en un ensayo, confesó que también tiene ansiedad pero puede combatirla. “Trabajando y entrenando duro”, aseguró. LA GACETA / FOTO DE FRANCO VERA TIENE LA RECETA. Bianchi, que mira la pelota en un ensayo, confesó que también tiene ansiedad pero puede combatirla. “Trabajando y entrenando duro”, aseguró. LA GACETA / FOTO DE FRANCO VERA
06 Diciembre 2014
“Hay que estar tranquilo”, es quizás una de las frases más repetidas por los jugadores de fútbol a la hora de encarar los micrófonos en la previa de un partido. De antemano, la premisa parece de perogrullo: la tranquilidad es una virtud que se necesita para prácticamente todo, incluso, para disputar un partido de fútbol. Sin embargo, horas antes de jugar una verdadera final, puede que cobre algo más de sentido cuando sale de boca de los integrantes del plantel de Atlético.

Son muy pocos los que pueden conciliar esa paz, a dos días del partido contra Santamarina. Ese partido que puede determinar el ascenso a Primera o la frustración de no haber podido conseguirlo habiendo estado tan cerca durante la mayor parte del campeonato.

Por eso, de lo único que se habla en los entrenamientos es de lo que sucederá el lunes entre las 18.10 y las 19.55 del lunes. “Estamos muy ansiosos. Queremos salir a jugar ya”, confiesa Juan Martín Imbert.

Pero cuando el entrenamiento se termina, el tema sigue siendo el mismo. Incluso hasta cuando no quieren seguir tocándolo. “Hasta cuando me siento a tomar un helado me hablan del partido”, se quejó medio en broma y medio en serio Guillermo Acosta.

Su familia puede que lo ayude a mirar otras cosas además de la pelota pero los fanáticos no ayudan. “Es impresionante la expectativa que hay”, admite. Pero... ¿Pero qué, “Bebé”? “Hay que estar tranquilo”, repite como para no perder la costumbre.

“Es muy difícil desconectarse incluso cuando llegás a tu casa”, dice Imbert, en la misma situación que el ex San Jorge.

“Estamos con ganas, ya van dos semanas que venimos esperando este partido”, apunta Fernando Evangelista. Y tiene razón: la ansiedad por un acontecimiento es directamente proporcional al tiempo que transcurre hasta que llegue.

“No hay una hora del día en que no piense en el partido del lunes”, se sincera Francisco Grahl, otro de los que llevó el trabajo a la casa. “Hablo con mi señora y mi familia de nuestras posibilidades y qué pasa si empatamos en puntos con Huracán”, contó.

La postura de Franco Sbuttoni es algo diferente. “Quizás lo mejor es hacer otro tipo de actividad. Sí darle la importancia que tiene pero tampoco hay que volverse loco. Estar pensando todo el tiempo en el tema te puede jugar en contra”, expresó el defensor que trata de distraerse con algunas horas extras en un gimnasio céntrico por la tarde.

“Hay que estar concentrado pero relajado también”, resume Sbuttoni.

La opción del central, que hará pareja junto a Bruno Bianchi, en el partido ante los de Tandil, quedará casi descartada esta noche cuando el equipo quede concentrado en un hotel de Virgen de la Merced primera cuadra, luego de la cena.

Encerrados y compartiendo habitación, no les quedará otra que pensar en el trascendental partido del lunes, que dirigirá Alejandro Castro. Del hotel, al entrenamiento en Ojo de Agua, del entrenamiento al hotel, del hotel al estadio y del estadio hacia la gloria o Devoto. ¿Podrán estar tranquilos hasta eso?

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