La UCR busca su destino: ¿se quiebra o se dobla?

La UCR busca su destino: ¿se quiebra o se dobla?

Con más de 100 años de existencia en la convulsiva vida política argentina, una crisis de identidad carcome a la UCR por dentro en esta hora justamente. Padece de confusión e incertidumbre, y necesita de una estrategia lúcida para zafar del aislamiento en el que quedó encapsulada. Como partido, no alcanza a discernir por dónde tomar ante los senderos que se bifurcan. Las opciones tienen ADN, dirección postal y teléfono: Sergio Massa o Mauricio Macri. Para el radicalismo, su dilema existencial es si va a las elecciones presidenciales solo o en compañía de otras fuerzas. Para encarar la consulta popular con alguna posibilidad de éxito -lejano por ahora-, antes que nada, la UCR tendrá que exhibir al electorado una sólida unidad, hoy resquebrajada, aunque se la quiera disimular con un comunicado escapista, que elude las disidencias internas.

La comunicación fue la resultante del encuentro en San Fernando, Buenos Aires, en procura de encontrar la estrategia salvadora. No pudo ser. La dirigencia nacional con Ernesto Sanz a la cabeza, los popes del partido, más diputados, senadores y radicales de toda laya y pelaje se encerraron cum clavem y sin la prensa. Deliberaron nueve horas corridas en el restaurante Puerto Chico. Ahí se sacaron los trapitos al sol. Con respeto y sin ofensas para nadie. Afloraron en su decurso, por momentos fragoroso, líneas internas no tan subterráneas con disímiles posiciones. El cisma tan temido no llegó a producirse y, al final, privó la cordura. Se privilegió la unidad partidaria. El problema de fondo, sin embargo, subsiste, irresuelto e intacto. Como dice la hinchada futbolera: se pateó la pelota para adelante.

Aguas procelosas se agitan en las entrañas del radicalismo con tendencias claramente diferenciadas. Algunos cinchan, como el diputado cordobés Oscar Aguad por un acuerdo con el PRO, tesitura que también empuja, desde afuera, Lilita Carrió. Acaba de dar un portazo y se fue de UNEN. El jujeño Gerardo Morales y José Cano, por su parte, prefieren amontonarse con la tribu de Sergio Massa, y ya acordaron un compromiso no escrito, pero público. El tigre bonaerense con una generosidad poco común -especulativa en el fondo- sólo pide la butaca de acompañante en las gobernaciones de Tucumán y Jujuy. Con la foto únicamente armó un desparramo dentro de UNEN, colapso del cual aún no puede reponerse. Las presidenciales para la coalición de centro-izquierda son trascendentales. Se juega si ese definido arco opositor no peronista, con la heterogeneidad de sus fuerzas, es capaz de desplazar del trono a la monarquía patagónica y su cohorte. Hasta hoy sólo pudo ofrecer a la sociedad sus discrepancias intestinas y el vedettismo de las cabezas de partido. Todos ellos se sienten presidenciables. En las primarias de agosto se sabrá quién es quién. Nadie está dispuesto a ceder nada. Por este camino de la insensatez y la intransigencia se llega pronto a ningún puerto como destino final. En la vereda de enfrente, acecha, agazapado, el cristinato que no cederá el poder alegremente, así quedara afuera de la Casa Rosada.

Análisis inteligente

La exposición más lúcida del encuentro de San Fernando fue la de Freddy Storani. Tiró sobre el tapete las cuatro posibilidades que tiene ante sí el radicalismo: juntarse con Macri o con Massa, quedarse en UNEN o concurrir en soledad a los comicios. La disyuntiva se resolvería, en definitiva, en la convención partidaria. No obstante, se planteó el riesgo ínsito que en esa asamblea, donde muchos convencionales que miran con cariño al kirchnerismo, concluya en un traspié que sumiría a la UCR en el abismo.

Algunas cosas se acordaron, como mantenerse dentro de la alianza UNEN y ahí presentar una fórmula radical propia para 2015. Si se lee por el revés va de suyo que se desecha la sociedad con Macri o con Massa. Eso se dice por ahora, pero si la UCR no registra un avance significativo en la captura de votos, se revisará la estrategia más adelante. En otras palabras, aunque no lo refleje el comunicado, la tranquera queda abierta para una probable coalición a futuro. Y no lejano, porque los tiempos electorales aprietan y no hay demasiado margen para las divagaciones.

Es curioso. En el orden nacional la UCR resiste la alianza, ya con Macri o con Massa. Empero, permite que en los distritos federales esos matrimonios políticos se concreten, sin ninguna cortapisa. Es así como Cano, en un experimento de probeta que le dio buen resultado, armó el Frente Cívico y Social, que ahora quiere replicar para la gobernación. Él elegirá a su partenaire. Puede ser peronista, pero también del PRO, si Macri engrandece su figura en el interior y ofrece un volumen de votos tentador para Cano. Tiene el oído atento: hagan ofertas, señores, ¿quién ofrece más votos?, piensa Cano in pectore. Mientras, anda y desanda la comarca, de punta a punta, para sumar acólitos a la causa. Su intención es pialar al PRO y meterlo dentro del redil acuerdista. Un socio inesperado que juega de líbero tiene Massa. Es Mario Koltan. El ex amigo íntimo de Alperovich prepara una caravana de ómnibus para acarrear gente al acto de lanzamiento de la campaña presidencial de Massa, el 10 de diciembre, en River. En la ocasión renunciará a su banca de diputado nacional, como lo anunció esta columna, en exclusiva, semanas atrás.

Pureza virginal

Quienes defienden la pureza virginal de la UCR son Ricardo Alfonsín y Julio Cobos. No miran a sus espaldas y olvidan que fueron ellos los que antes sellaron ataduras a las que hoy se oponen. El mendocino fue usado como radical transversal por Néstor Kirchner con la zanahoria de la vicepresidencia de la República. Y el hijo del ex presidente armó un connubio político con Francisco de Narváez, cuyos resultados mejor no recordar. En voz baja, dentro del partido se comenta que no tienen autoridad moral para hablar del tema.

Después de tanto andar, el líder del PRO cambió de opinión y abandonó la tesis de llanero solitario. Dejó de lado el consejo de Durán Barba, su gurú favorito, de encarar solo las presidenciales. Se convenció que así no desembarca en la Casa Rosada como es su obsesión. Es Macri quien ahora, apurado, salió a la búsqueda de una fuerza no peronista que haga posible calzarse la banda presidencial. Sin una alianza fuerte, con ocupación territorial en todo el país y con votos, el capitoste de la ciudad de Buenos Aires remará en la arena, con riesgo de quedarse en la banquina. Con la ñata contra el vidrio (Discépolo dixit)- y de lejos vería, impotente y con bronca, que otros se calzan el ropaje del poder. Por eso mira con sumo cariño a la UCR, donde tiene abogados defensores de la alianza, más el apoyo de la Carrió, una radical circunferencial, como se define ella misma. El acuerdo, si llegara a cuajar, demandará tiempo sin duda. El problema más difícil a resolver es quién ocupará el N° Uno de la fórmula.

La obsesión de la Presidente, cuando deje la poltrona, es retener el poder desde extramuros, a través de un personero (¿acaso, Daniel Scioli?). A pesar de todo lo que ocurre en el país, se mantiene con un puntaje constante en las encuestas por encima del 30%. Aspira a hacerse fuerte dentro del Parlamento, imponiendo sus favoritos en las listas de provincia. Una simple reflexión. Si obtuviera un único diputado por cada distrito, más el de la Capital Federal, sumaría 24 representantes. Incluidos los incondicionales que no renuevan sus bancas tendría un núcleo duro de entre 30 y 40 diputados, número con el que impondrá negociaciones, cualquiera fuera el partido gobernante.

El gran ausente

Alperovich prefirió quedarse en casa para no tropezar dos veces con la misma piedra. Fue el gran ausente del Encuentro de la Militancia, en Mendoza, convocado por el gobernador Francisco “Paco” Pérez. Un pretexto. En realidad, lo que se quería era reunir a los mandatarios que apoyan sotto voce a Scioli como candidato al trono vacante de Cristina. La viuda no da señales por nadie, y es probable que ninguno de los presidenciables oficialistas cuente con su espaldarazo. No querría quedar enredada en la posible derrota de su pupilo. Ya con el diputado Martín Insaurralde cubrió su dosis y pasó un trago amargo.

El respaldo de esa incipiente Liga de Gobernadores que conduce José Luis Gioja, no salió. El sanjuanino dio un comunicado en el que reconoce que todos los presidenciables del oficialismo son buenos muchachos. Y nada más. Como la presidente no eligió a nadie, ellos tampoco. El conglomerado de jefes de comarca se cuidó bien de no avalar a ninguno. Alperovich, como un bisoño político, quedó en falsa escuadra con su temprano apoyo a Scioli.

Lo mismo le reprochó Florencio Randazzo en su incursión relámpago a Tucumán. Soslayó exprofeso al zar y se reunió sólo con el intendente Domingo Amaya, como expresión de desagrado por haberse colocado como ladero del ex motonauta. Vino con una misión especial. No saltés de bando, le bisbiseó al oído. El alcalde se notificó del pedido y guardó silencio. Espera pacientemente como un tibetano que desde la Casa de Gobierno muevan las piezas. Antes de tomar cualquier decisión, quiere saber qué se le ofrece.

En otro tramo del diálogo, el ministro del Interior y Transporte le preguntó si quería algo para la provincia. Sí, fue la respuesta: la habilitación del servicio ferroviario entre esta ciudad y Córdoba. El visitante se comprometió a poner en marcha la gestión.

Alperovich aprieta las marcas ante los atisbos independentistas de algunos retobados, otrora obedientes vasallos. No digiere el armado de la troika del Oeste, conducida por Ruiz Olivares, repartidor de los dineros impuros bajo la etiqueta de gastos sociales. Para controlar el movimiento de fondos colocó a Oscar Fiorito y a Eduardo Garbich, acotando el manejo discrecional que hacía el monterizo.

Para contrarrestar la acción del trío Ruiz Olivares-Roque Álvarez-Sisto Terán lanzaría a su propia esposa para competir con ellos. Cuenta con el apoyo logístico de Sergio Mansilla y ya andan en esos afanes. La presidente del PJ no sabe qué hacer con su destino político. Va, errática, de un lugar a otro. En su residencia, días atrás, vapuleó con términos vitriólicos, en presencia de testigos, al legislador Iván Llorens Dip ante las quejas que descargaba. Como no tiene re-re pretende la intendencia de Concepción. Sus coterráneos del sur están sorprendidos por la fortuna que supo hacer. En sus comienzos “administraba” una calesita.

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