Así se corre una final

Así se corre una final

A Abdallah y a Mohamed los avala la solvencia, el equipo y un auto impecable.

Algunos le llaman coraje. Otros fuego sagrado; agallas; vergüenza deportiva; corazón; pecho caliente; orgullo. Mohamed edificó ayer en Concordia una de las esas actuaciones para dejar marcado con resaltador, y cuyo rótulo final de gloria o anécdota recién se sabrá el 14 de diciembre en Olavarría. No siempre la historia la escriben los que ganan. En un deporte en el que en un abrir y cerrar de ojos todo puede pasar, él no dejó que las cosas pasen. Complicado pero no vencido, hizo de la final su final (¡pasó dos autos en la última vuelta para ser 3°!). Abdallah se frotaba las manos por la diferencia que sacaba. Pero ahora no. Separados por seis puntos, cada uno tiene razones para sentir que el título no se les puede escapar. A los dos los avala la solvencia, el equipo y un auto impecable. Para el tucumano queda un plus: su increíble capacidad de superar situaciones difíciles. Cosa de grandes.

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