Juegan adentro, pelean afuera

Juegan adentro, pelean afuera

Suena extraño pero es así: el fútbol argentino, supuestamente porque ya no puede dar marcha atrás, camina derecho a su torneo de 30 equipos. Y lo hace bien consciente de que se trata de un sinsentido. Es tan así que el artículo 1 dice: “entramos en el sinsentido”. Y el artículo 2 (todavía sin definir) avisa: “pero así saldremos de él”. Sí se resolvió una posible trampa que tenía el sinsentido: los 10 equipos que ascenderán a Primera recibirán más dinero de la TV, pero no tendrán derecho a voto en el Comité Ejecutivo. Julio Grondona unió dos puntos cuando ideó el torneo de 30 equipos: por un lado, hacer un torneo más federal como le gusta al gobierno y, por el otro, con el argumento de que habrá más equipos, presionar al gobierno para que la TV pague más dinero. Pero, aunque casi nadie lo dijo en ese momento, ya estaba también latente un tercer factor: la situación electoral. “Diez votos nuevos sobre un total de 50 -pensó tal vez Grondona- ayudarán a mi sucesor a ser el nuevo presidente de la AFA”. Los clubes “grandes” (con el apoyo de otros antigrondonistas, claro) frenaron esa posibilidad esta semana. Los nuevos serán tan transitorios que ni siquiera tendrán derecho a voto. El siguiente paso de los grandes será ahora cómo sacar mejor tajada en el reparto de los dineros de la TV.

Cuando el gobierno del Fútbol Para Todos (FPT) duplicó el dinero que pagaban Clarín-Torneos impuso también una nueva división que, se dijo entonces, debía ser más democrática: Boca y River bajaron del 12,5 al 5 % su porcentaje individual. Si aceptamos las estadísticas que indican que los dos clubes más grandes suman casi la mitad de los hinchas argentinos, el reclamo de Boca y River por más dinero puede tener lógica. Simplificarlo con la respuesta de que quieren imitar a la Liga española quedándose con casi la mitad del dinero de la TV es tentador. Pero hay mucha distancia entre un 10 % (lo que cobran Boca y River) y casi un 50 % (lo que reciben Real Madrid y Barcelona). En euros: Boca y River cobran unos 2,5 millones cada uno, Real Madrid y Barcelona cerca de 160 millones. Mejor volvamos a la Argentina. Un privado que apunta más al negocio no dudaría en aumentarle a Boca y a River. Un estado que quiere federalismo y más igualdad sí. Los intereses del estado hoy siguen en colisión con el negocio.

Un dirigente, grondonista y de club con aspiraciones de ascenso, me dice que, si la AFA accediera a las pretensiones de aumento de Boca y River, la brecha entonces entre grandes y chicos terminaría siendo aún mayor que la de España: 50 millones para Boca o para River que, según ese esquema, equivaldrían a 10 presupuestos de clubes chicos (5 millones para cada uno). En España, dice la fuente, el dinero de un grande equivale a ocho chicos, en Italia a 5 y la diferencia se reduce aún más en Inglaterra y Alemania, donde las reparticiones de dinero contemplan títulos, rating de TV, taquilla y otras variantes que van cambiando según el rendimiento de cada última temporada. Los chicos que asciendan recibirán finalmente más dinero. “Tenemos el rating, la audiencia y la obligación de presentar un equipo competitivo”, se queja igualmente, y acaso con razón, Rodolfo D’Onofrio, presidente de River. Y detrás de los grandes, claro, sigue el resto. Empujado por Marcelo Tinelli que, no hay dudas, algo sabe del negocio de la TV. ¿Un club como San Lorenzo -me dice otra fuente- debe alinearse con Boca o River o dejar a los grandes en posición egoísta y liderar al resto?

La primera patadita a Tinelli se la tiró Javier Marín, de Acassuso (grondonismo puro en el ascenso). “Tal vez Tinelli -dijo Marín- se reunió con D’Onofrio y (Daniel) Angelici para ver algo del Bailando”. Y luego fue Juan Carlos Crespi desde Londres: “El fútbol no se hace cortando polleritas. Te dedicás de lleno al fútbol o no”. ¿Pero Boca no está en el antigrondonismo con los grandes? ¿No es acaso Angelici hombre del Pro de Mauricio Macri duro opositor al gobierno nacional, premio cultural a Tinelli y aspirante para las elecciones presidenciales de 2015, casi simultáneas con las de la AFA? Sí, Angelici es macrista, pero Crespi es viejo grondonista. Algo similar pasa en Independiente, con el presidente Hugo Moyano supuestamente antigrondonista y Noray Nakis (su hombre en la AFA) que es grondonista. Y Racing es un club grande, pero cerca del kirchnerismo. Y River no es grondonista, pero, al menos en su presidente, mucho menos es macrista. Algunas alianzas son estrictamente futbolísticas, otras políticas, otras económicas, otras geográficas. Y, muchas veces, se cruzan, se enfrentan y se contradicen. Por ambiciones o simple conveniencia. Lo que sucede dentro de la cancha, por muy táctico que sea, es mucho más fácil de comprender que lo que sucede afuera. Es natural en cualquier discusión de dinero y de poder. Y era aún absolutamente más previsible después de 35 años de Grondona. “Con el viejo no se animaban. Si estuviese el viejo se cagarían encima”, desafió esta semana Aníbal Fernández, presidente de Quilmes. No explicó por qué. No hace falta. Acaso mejor no explicarlo.

El fútbol profesional argentino mantuvo una estructura casi igual en sus primeros 47 años, de 1931 a 1967: campeonato largo, todos contra todos, ida y vuelta, con un máximo de 20 y un mínimo de 14 equipos (hubo una excepción en 1934). A partir de 1967 se jugaron Metropolitano (al principio 22 equipos divididos en dos zonas, con semifinales y finales, aunque el formato varió luego) y Nacional (con la aparición de clubes del interior, y que llegó a tener 36 equipos, con ocho zonas y eliminaciones directas). En 1985 se volvió al campeonato largo, pero con nuevo calendario europeo. Y en 1990 debutaron los torneos cortos, supuestamente, para evitar el descenso de los grandes, tener dos campeones por año y, de paso, ayudar a que los grandes, que estaban en crisis, recuperaran su condición de campeón. Los historiadores del fútbol recuerdan que sólo en 1930 (último año del amateurismo) hubo un torneo con 36 equipos. En 2015 se retrocederá entonces 84 años. ¿Dónde queda hoy aquella exigencia de la FIFA a sus Federaciones afiliadas de mantener campeonatos con un máximo de 20 equipos a fin de dar tiempo y espacio a las competencias entre selecciones?

“Onde a Arena vai mal, mais um clube no nacional. E onde a Arena vai bem, mais um clube também”. La ironía era aplicada para Arena, un partido conservador creado en 1964 en Brasil para apoyar a la dictadura militar. Por la razón que fuera, había que sumar apoyos para Arena y, lo mejor, era entonces darle a cada región y a cada ciudad de peso un equipo en el campeonato de Primera. El colmo se produjo en 1979. Había 94 equipos en el Nacional. No hay dictaduras ahora. Y esto tampoco es Brasil. Pero es fútbol. Y la pelota, sabemos, no se patea sólo dentro de la cancha.

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