Por Miguel Ángel Rouco
02 Noviembre 2014
BUENOS AIRES.- Mientras el gobierno se muestra entusiasta con la sanción de la nueva ley de Telecomunicaciones para controlar el jugoso negocio de la multimedia, en el interior del Chaco profundo miles de argentinos claman por algo más esencial para la vida: agua potable. Entre el dinero que mueven las comunicaciones y las Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) de sectores más vulnerables, la administración Kirchner prefiere tomar el control del negocio multimediático.
Este desnivel demuestra no sólo la ficción del relato kirchnerista sino también el desprecio por quienes, aún en pleno siglo XXI y al cabo de la “década ganada”, no pueden acceder a algo tan elemental como el agua. Estos hechos terminan de delinear el perfil de un país infradesarrollado donde la ficción supera a la realidad. En tren de ficciones, los operativos de control del Banco Central, la Comisión Nacional de Valores y la AFIP sobre las actividades en el mercado cambiario parecen dar los resultados esperados, aunque no terminan de solucionar el problema de la escasez de dólares. De nuevo la fantasía. El gobierno está convencido que con operativos de tipo policíaco puede terminar con los problemas cambiarios. Sin embargo, el nudo no es ni la especulación ni la fuga de dólares, sino la falta de ingreso de divisas. Al gobierno se le cierra la posibilidad de acceder a fondos frescos, no solo porque no genera confianza, sino porque no cumple con lo pactado. Y esto ocurre en momentos en que se venció el plazo para pagar los intereses de los bonos PAR, no se abonó y cuando, paralelamente, el Central activó el swap de divisas firmado con China para usar U$S 814 millones y reforzar el sistema de reservas. Claro que este salvataje no es otorgado de manera gratuita. Tiene un costo de casi 8% y la Argentina debe reintegrar ese préstamo en 12 meses.
Los costos de estar excluidos del mundo financiero son altísimos y no contar con acceso a divisas, también. “La industria está paralizada, mientras no se levante el cepo va a ser cada vez más difícil mantener operativas nuestras plantas”, comentó un empresario del sector automotor. Lo mismo se escuchó en una reunión de directivos del sector de bienes durables. “Tenemos dificultades para importar insumos. Si no podemos acceder al mercado de divisas al precio oficial y si no nos liberan los insumos, vamos a tener que replantear el esquema de producción”, expresó un industrial que produce en Tierra del Fuego.
El apetito por los dólares se ha transformado en una cuestión de supervivencia para el gobierno. Aún cuando el nuevo proyecto de ley de Telecomunicaciones modifica el negocio, el gobierno apunta a seguir adelante con la licitación del 4G por el hecho que le permitirá hacerse de divisas. A pesar de que los exportadores de granos prometieron ingresar U$S 5.700 millones en lo que resta del año, las necesidades del gobierno parecieran superar ampliamente ese monto.
¿Cuál es el tamaño del bache de divisas que tiene la gestión Kirchner? Si el modelo económico es tan atractivo, ¿por qué no ingresan dólares al país? La avidez de dólares y las NBI de gran parte de la población ponen de manifiesto que el relato del modelo se queda en eso, un relato.
Este desnivel demuestra no sólo la ficción del relato kirchnerista sino también el desprecio por quienes, aún en pleno siglo XXI y al cabo de la “década ganada”, no pueden acceder a algo tan elemental como el agua. Estos hechos terminan de delinear el perfil de un país infradesarrollado donde la ficción supera a la realidad. En tren de ficciones, los operativos de control del Banco Central, la Comisión Nacional de Valores y la AFIP sobre las actividades en el mercado cambiario parecen dar los resultados esperados, aunque no terminan de solucionar el problema de la escasez de dólares. De nuevo la fantasía. El gobierno está convencido que con operativos de tipo policíaco puede terminar con los problemas cambiarios. Sin embargo, el nudo no es ni la especulación ni la fuga de dólares, sino la falta de ingreso de divisas. Al gobierno se le cierra la posibilidad de acceder a fondos frescos, no solo porque no genera confianza, sino porque no cumple con lo pactado. Y esto ocurre en momentos en que se venció el plazo para pagar los intereses de los bonos PAR, no se abonó y cuando, paralelamente, el Central activó el swap de divisas firmado con China para usar U$S 814 millones y reforzar el sistema de reservas. Claro que este salvataje no es otorgado de manera gratuita. Tiene un costo de casi 8% y la Argentina debe reintegrar ese préstamo en 12 meses.
Los costos de estar excluidos del mundo financiero son altísimos y no contar con acceso a divisas, también. “La industria está paralizada, mientras no se levante el cepo va a ser cada vez más difícil mantener operativas nuestras plantas”, comentó un empresario del sector automotor. Lo mismo se escuchó en una reunión de directivos del sector de bienes durables. “Tenemos dificultades para importar insumos. Si no podemos acceder al mercado de divisas al precio oficial y si no nos liberan los insumos, vamos a tener que replantear el esquema de producción”, expresó un industrial que produce en Tierra del Fuego.
El apetito por los dólares se ha transformado en una cuestión de supervivencia para el gobierno. Aún cuando el nuevo proyecto de ley de Telecomunicaciones modifica el negocio, el gobierno apunta a seguir adelante con la licitación del 4G por el hecho que le permitirá hacerse de divisas. A pesar de que los exportadores de granos prometieron ingresar U$S 5.700 millones en lo que resta del año, las necesidades del gobierno parecieran superar ampliamente ese monto.
¿Cuál es el tamaño del bache de divisas que tiene la gestión Kirchner? Si el modelo económico es tan atractivo, ¿por qué no ingresan dólares al país? La avidez de dólares y las NBI de gran parte de la población ponen de manifiesto que el relato del modelo se queda en eso, un relato.
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