La conquista del suelo

La conquista del suelo

Fragmento de Al gran pueblo argentino, salud. Una historia del vino, la bebida nacional, libro que será presentado por el autor en Tucumán, el próximo martes a las 20 hs, en el Hotel Sheraton. Por Felipe Pigna.

PARA BRINDAR. Felipe Pigna ofrece una obra significativa para entender la historia en base a la bebida nacional: el vino. telam (archivo) PARA BRINDAR. Felipe Pigna ofrece una obra significativa para entender la historia en base a la bebida nacional: el vino. telam (archivo)
26 Octubre 2014
Desde la Antigüedad, la vid ha ido echando raíces y entretejiéndose en el territorio y la historia de lo que hoy denominamos Occidente. Cantado por vates y poetas hasta nuestros días, el vino, la bebida elaborada mediante la fermentación de sus frutos, tuvo dioses propios como Dionisos, en la mitología griega, y Baco, entre los romanos, y sobrevivió al Imperio: ya alejado de los misterios eleusinos y de los excesos de las fiestas bacanales, se transformó en la «sangre de Cristo». Ocupó así un lugar central dentro de las ceremonias del catolicismo, la nueva religión que iba a definir en buena medida la cultura de esta región del mundo: los cánones de su liturgia exigen que para la Eucaristía, el sacramento esencial de la misa, la hostia esté hecha exclusivamente de harina de trigo y que el vino sea «natural de vid», sin aditamentos ni sustitutos.

Así, pues, no es de extrañar la relevancia que cobró la introducción de esta especie en los primeros años de la conquista y colonización de América, esa alianza estratégica entre la cruz y la espada. Junto con el trigo y el olivo, alimentos básicos para entonces de la dieta de los súbditos de Castilla, la vid formaba un grupo de cultivos considerados no solo fundamentales para establecer en las aún no consolidadas colonias costumbres propias de España, sino como parte insustituible de los sacramentos que hacían de ellos fieles católicos.

Si bien en América del Norte existían especies silvestres autóctonas, que llevaron a que el navegante vikingo Leif Eriksson bautizase Vinland (tierra del vino o de viñas) al norte de Terranova, la vitivinicultura de nuestro continente se inició y desarrolló en verdad a partir de la Vitis vinifera, originaria del Viejo Mundo, que casi desde el comienzo de la Conquista trató de implantarse en lo que para Colón eran las «Indias». En su segundo viaje, en 1493, el «Almirante de la Mar Océano» llevó a la isla de Santo Domingo «unos poquitos sarmientos», que aunque a la larga no prosperaron, fueron el inicio de los intentos que, medio siglo después, tendrían por resultado las diversas viticulturas indianas.

Al mismo tiempo que muchas plantas americanas —como la papa, el tomate, el maíz y el pimiento, entre otras— se transportaban a Europa para probar allí su cultivo, los Reyes Católicos y Carlos I promovieron con decisión los ensayos para introducir en sus colonias especies europeas, consideradas, como vimos, esenciales para la vida de sus súbditos. * Planeta.

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