Pinta tu aldea...
Un comerciante quiere hacerse mantero para eludir el pago de la AFIP; miles de conductores llegan tarde al trabajo porque las protestas contra el pago de la deuda bloquean el tránsito; otros tantos estiran hasta el límite el momento de jubilarse, porque con la magra jubilación no les alcanzará para vivir. Parecen episodios de algún tramo de esta Argentina siglo XXI. Pero no. O sí, a medias. Son situaciones salidas de la pluma del griego Petros Márkaris, que ha elegido -como Henning Mankell en Suecia, como Andrea Camillieri en Italia- la novela policial para “contar” tanto los grandes temas de su comunidad (corrupción, pobreza, la crisis del capitalismo, las mafias, las guerras) como la vida “de la gente común”. Si Mankell creó al inspector Wallander para mostrarnos una Suecia poco difundida y Camillieri nos sumerge en la chispeante Italia de la mano del hilarante comisario Montalbano, el comisario Kostas Jaritos de Markaris es el personaje que nos lleva a los argentinos a sospechar, con solo haber leído algunas de sus novelas (“Con el agua al cuello”, “Pan, educación, libertad”, entre otras) que griegos y argentinos de este siglo compartimos mucho más de lo que podríamos haber sospechado. Hace unos meses, de paso por Argentina, Márkaris opinó que la novela policial está volviendo a la novela burguesa del siglo XIX. “Víctor Hugo, Dickens; Dostoievski, Zola, usan la historia del crimen como vehículo para hablar sobre la realidad social. Hoy, muchos novelistas que escriben policiales hacen lo mismo. Usan el crimen como pretexto para hablar de la realidad social de sus países”, observó el escritor nacido en Turquía y griego por adopción.

En este mundo de crisis financieras en red, de corrupción en red, de tecnologías en red, es más cierta que nunca la cita tolstoiana de que si pintas tu aldea pintarás el mundo.

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