La inquietud por educar

La inquietud por educar

Gobierno de Posse, digno amigo de Sarmiento

DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO. Sentado, posa para este daguerrotipo el hombre que contagió a su amigo José Posse la inquietud por la educación.   la gaceta / archivo DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO. Sentado, posa para este daguerrotipo el hombre que contagió a su amigo José Posse la inquietud por la educación. la gaceta / archivo
Don José Posse (1816-1906) asumió el gobierno de Tucumán el 10 de abril de 1864. Digno amigo de Sarmiento, mostrará especial inquietud por la instrucción pública. Así, procede a reafirmar, por decreto del 13 de setiembre de 1865, que de acuerdo a la Constitución Nacional y al “espíritu de la Honorable Sala de Representantes”, la enseñanza primaria es gratuita en todas las escuelas de la provincia, “de cualesquiera condición que fuesen los educandos”. Expresa que así quiere terminar con la corruptela de algunos preceptores del Estado, que cobran “un tanto mensual a algunos niños a quienes suponen de familias acomodadas”.

Utilizando el subsidio nacional de 2.000 pesos fuertes para fomento de la educación primaria, establece (por decreto del 18 de abril de 1865) escuelas gratuitas “para la enseñanza de los niños pobres”, en las villas de Famaillá y de Concepción. Además, “careciendo la ciudad de una casa con destino a escuela del Estado, que sea digna de su objeto por su arquitectura y su comodidad interior”, proyecta –y logra la ley respectiva- que se lo autorice a disponer, para tal propósito, de algunos de los sitios fiscales o donados por particulares.

“Si nuestros recursos dieran –afirmará en el mensaje a la Sala de 1865- yo pretendería que se hiciese monumental la casa donde recibe el niño el primer alimento para el espíritu; desearía que el aspecto del local le inspirase el sentimiento de dignidad y de decoro que son la base del carácter del hombre honrado. Pero si nuestras finanzas no dan para tanto, haremos lo que se pueda y lo mejor que se pueda hacer”. Le parecía que “una ciudad que aspira a tener teatro y paseo público de lujo”, debía poseer también “un alojamiento propio y decente para su escuela gratuita”.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios