Un paro que sumó masivamente a las clases medias de las ciudades

Un paro que sumó masivamente a las clases medias de las ciudades

29 Agosto 2014

Hugo E. Grimaldi - Columnista de DyN

BUENOS AIRES.- La circulación normal de colectivos por la Capital y el Conurbano, que el Gobierno fogoneó hasta lograr la no adhesión del gremio de la UTA (y que el titular de la CGT Azopardo, Hugo Moyano, fustigó hasta el cansancio), terminó siendo finalmente la que dio la medida de la jornada de paro general. Lo mismo se observó en cuanto a la poca circulación de automóviles en accesos, calles y hasta en los cruces más emblemáticos de la ciudad, ya que los paisajes en casi todos los barrios fueron los de un día domingo.

Más que un ganador o un perdedor entre Gobierno y sindicalistas, lo que más se notó fue el alto grado de aceleración de las autoridades para minimizar el paro, con detalles pensados para envasar el relato, tal como le gusta hacerlo siempre. Así, presentó una cartelería inédita que hizo pegar un día antes en las calles con una lista de las “50 actividades que no adhieren al paro” o bajó línea con zócalos televisivos que consignaban que 75% de los gremios estaba trabajando, que no es lo mismo que el 75% de presentismo que planteó el jefe de Gabinte, Jorge Capitanich.

Igualmente, vista la enorme diferencia que hay entre las cifras oficiales de acatamiento y las de la CGT, no vale la pena arriesgar un porcentaje, ya que para hacer una evaluación seria todo dependerá de la actividad, de la tarea y de la zona. En este aspecto, parece estar claro que las clases medias de las grandes ciudades, desencantadas con el Gobierno, evitaron salir con sus automóviles y se plegaron a la huelga. Ni siquiera se sintieron tentadas a revertir su posición cuando la TV mostraba que todos los colectivos estaban circulando.

La sospechosa aparición del transporte público muy temprano, casi sin temor a las sombras del fin de la madrugada (algo que no se recuerda en paros similares), fue algo que el Gobierno pretendió capitalizar rápidamente, descontando la salida a la calle de quienes vieran tamaña oferta televisada. No se dio de esa manera y el muestrario de colectivos casi vacíos resultó ser a la postre un verdadero boomerang para el relato oficial.

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