Letras y neuronas

Letras y neuronas

Usar el cerebro, uno de los libros más vendidos del momento, propone un paseo por los misterios de la mente

01 Junio 2014
Ciencia y literatura son dos maneras complementarias -jamás contradictorias- de acercarse a la realidad. Que lo diga sino el mismísimo Isaac Newton, para quien la ciencia era otra forma de hacer poesía; o Galileo Galilei, que consideraba al telescopio como una especie de pluma que le permitía describir el universo hasta entonces desconocido. Hoy, tecnología mediante, los científicos saben que sus conocimientos no sirven de nada si permanecen en las sombras; si no se dan a conocer. Y este es precisamente el propósito de Usar el cerebro (Planeta, 2014), el libro que escribió el neurocientífico y rector de la Universidad Favaloro, Facundo Manes, en colaboración con Mateo Niro. Un libro que, en sólo dos días, agotó su primera edición y que ya lleva vendidos 40.000 ejemplares; cifra inédita para una publicación de divulgación científica.

Usar el cerebro no es sólo un libro destinado a los iniciados en la neurociencia. A lo largo de 365 páginas, que se leen como si fueran un cuento de Edgar Allan Poe, Manes nos lleva de la mano por el intrincado mapa del cerebro humano, como un Virgilio que se propone mostrarnos la luz. Una luz esquiva y por momentos sombría, que sin embargo encierra todos los secretos del orbe. Sí, porque a decir de Manes, el cerebro es la estructura más compleja del universo, tanto que se propone el desafío de entenderse a sí mismo. Por eso, todo lo que hacemos depende de esta “máquina” que contiene más neuronas que las estrellas de nuestra galaxia. Y aún más: el autor sostiene que uno de los logros más importantes de la neurociencia es la constatación de que el cerebro no está nunca en reposo: en los períodos de vigilia se activa una red específica, denominada “default network”, que se dedica a procesar conocimientos internalizados.

En otras páginas no menos llamativas, Manes alude también a la manera en que la tecnología está cambiando el paradigma del conocimiento: Google puede ser una buena base de datos, pero nunca va a reemplazar a la memoria humana, reseña. Más adelante, el autor analiza los aspectos emocionales del cerebro y desgrana pasajes repletos de magia. Pasajes en los que intenta -y lo consigue, por cierto- echar luz sobre cuestiones tan escurridizas como la creatividad, las ciencias morales, las decisiones políticas, el libre albedrío y la genética de los trastornos mentales. Y, entre uno y otro tema, se intercalan textos de autores como Franz Kafka, Virginia Woolf, Marcel Proust, Fiodor Dostoievski, Macedonio Fernández y Augusto Roa Bastos que aportan no sólo una insospechada poesía, sino también una placentera distracción. Por eso la lectura de este libro resulta un deleite, un regocijo que vale la pena experimentar y -por qué no- compartir.

© LA GACETA

Gustavo Martinelli - Periodista de LA GACETA.

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