Atlético regaló un tiempo y lo pagó caro

Atlético regaló un tiempo y lo pagó caro

Velorio en La Matanza y, para colmo, "Flaco" Pereyra castigó al "Decano" ante Brown. Chau ascenso.

FOTO DE MATÍAS NÁPOLI ESCALERO / ESPECIAL PARA LA GACETA FOTO DE MATÍAS NÁPOLI ESCALERO / ESPECIAL PARA LA GACETA
El último sueño, o lo que quedaba del último sueño en la posdata de una buena campaña para evitar el descenso, aunque irregular para pelear el ascenso, quedó sepultado a las 16.18 de un sábado tan frío como el equipo. Fue cuando terminó un primer tiempo en el que Atlético jugó a distancia: con el cuerpo en La Matanza y el corazón en Tucumán. Todavía faltaban 44’, pero el “decano” ya estaba groggy por un doble golpe: el gol de Juan Pablo Pereyra y la expulsión de Luis Rodríguez.

A esa altura Instituto empezaba su caída en Caballito, lo que abría otra puerta al milagro, pero no había caso: Atlético ya había repetido con papel de calcar su costumbre de los últimos partidos. Como en Mar del Plata, Berisso y Córdoba, arrancó con el freno de mano.

Almirante, angustiado por el descenso, mordió como si estuviese en Lisboa para la final de la Champions. El césped, un paisaje lunar, no fue excusa: Atlético perdió en las dos canchas, la de arriba y la de abajo. Por arriba llegó el gol del “Flaco”, el asesino sentimental que pidió perdón con las manos juntas, y por abajo Almirante clavó lanzas gracias a Gastón Giménez y Alexis Canelo. Atlético no tuvo desequilibrio por las bandas ni la delantera. El póker Montiglio-Bazán-Rodríguez-Piriz Alves estuvo desconectado y en eso llegó la roja a “Pulga”. Fue demasiado.

Sin embargo, así como Atlético regala primeros tiempos, en los segundos reaparece. Y perdido por perdido, y con 10, jugó un complemento a la altura de un equipo que hasta ayer peleó el ascenso. Entraron Diego Jara, Gonzalo Ontivero y Gastón Cuevas, pero sobre todo entró el corazón. Jara estuvo cerca. Romat tuvo dos. A Sbuttoni se lo sacaron en la línea. Cacace fue figura.

Hasta que Montiglio se mancó en el descuento y le sirvió el gol a Tobías Figueroa. Fue el 2 a 0. Y encima fue expulsado Romat. Atlético terminó descontrolado, con nueve jugadores, pero el sueño del ascenso, o lo que quedaba del sueño, ya había terminado 45’ antes.

Ese sueño murió en La Matanza.

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