El Papa celebra la tradicional ceremonia del Vía Crucis

El Papa celebra la tradicional ceremonia del Vía Crucis

Más temprano, Francisco ofició el rito de la Pasión de Cristo. Las palabras del Sumo Pontífice.

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18 Abril 2014

ROMA, Italia.- El papa Francisco presidió el tradicional Vía Crucis, desde la colina del Palatino, que se encuentra frente al anfiteatro Flavio, el Coliseo romano. El escenario fue elegido en 1964 por el papa Pablo VI para celebrar el rito como símbolo de la persecución a los primeros cristianos, representantes de la Iglesia, pero también jóvenes y familias de varias nacionalidades llevan la cruz durante las 14 Estaciones.

Cada Estación estuvo acompañada por las meditaciones que este año Francisco encargó escribir al arzobispo italiano de Campobasso, Giancarlo Maria Bregantini. Tras el Via Crucis, el papa pronunció algunas palabras, pero que como el año pasado fueron totalmente improvisadas.

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"Todas las injusticias que llevó Caín contra su hermano, toda la vanidad de los prepotentes y toda la arrogancia de los falsos amigos era una cruz pesada", comenzó su discurso el papa Francisco desde el Coliseo romano tras la representación de las 14 estaciones del Vía Crucis.

"En la cruz vemos la monstruosidad del hombre cuando se deja guiar por el mal pero también vemos la inmensa misericordia de Dios. Frente a la cruz de Jesús vemos hasta casi tocar con las manos cuánto nos ama. Frente a la cruz nos sentimos hijos".

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"Si yo no fuera tuyo, Cristo, me sentiría una criatura fragil. Jesús, enséñanos que el mal no tendrá la última palabra. Cristo, ayúdanos a exclamar nuevamente. Todos juntos recordemos a los enfermos, a todas las personas abandonadas por el peso de la cruz para que encuentren la esperanza del amor de Dios", concluyó.

Más temprano, el papa Francisco ofició el rito de la Pasión de Cristo en la Basílica de San Pedro con la meditación escrita del padre Raniero Cantalamessa, predicador de la Casa Pontificia. Este es el único día del año que no se oficia misa ni se realiza la consagración, que para los católicos es la conversión del pan y el vino en el cuerpo y sangre de Jesucristo.

Fiel a la tradición, el Sumo Pontífice, con los paramentos rojos, se tendió en el suelo en la nave central en un momento de oración y penitencia. El año pasado, a días de su asunción como Santo Padre, Francisco encabezó esta ceremonia.

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