Una celebración religiosa propicia para la reflexión

Una celebración religiosa propicia para la reflexión

13 Abril 2014
La que hoy comienza es una de las principales celebraciones litúrgicas de la grey católica. La Semana Santa evoca la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Comienza con el Domingo de Ramos y concluye con la Pascua de Resurrección.

En este domingo de la festividad católica, que evoca la última semana de Cristo en la tierra, se recuerda la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén en la que todo el pueblo lo alaba como rey con cantos y palmas. El Jueves Santo se memora la Eucaristía que memora la Última Cena en la cual Cristo, en medio de la comida, ofrece a Dios su cuerpo y su sangre bajo las especies del pan y el vino. Al mismo tiempo, se muestra servidor de los hombres a través del lavado de pies a sus apóstoles, que simboliza una actitud de servicio y entrega a los demás. Luego se retira fue a orar al Huerto de los Olivos, donde pasa la noche y luego lo aprehenden los soldados.

El Viernes Santo se evoca su prisión, los interrogatorios de Herodes y Pilato; la flagelación, la coronación de espinas y la crucifixión. El Sábado Santo es un día de luto y tristeza. Por la noche se lleva a cabo una vigilia pascual para celebrar la Resurrección de Jesús. El Domingo de Pascua, se celebra el paso de las tinieblas a la luz, de la muerte a la vida. La Iglesia proclama que Jesús ha resucitado.

Esta celebración tiene una honda significación espiritual no sólo para los católicos practicantes. Es un tiempo que puede ser útil para meditar en familia o individualmente sobre la vida que llevamos, las relaciones con los otros, con los hijos, con los amigos. Reflexionar sobre los problemas e intentar, por ejemplo, mirarse a sí mismo con sinceridad, con la intención de realizar una autocrítica que es la que nos ayuda a crecer, a mejorar como persona, a aprender a pedir perdón por las faltas cometidas.

El papa Francisco viene dando ejemplos concretos de este mirarse en el espejo. Por ejemplo, este viernes, el pontífice pidió perdón por el daño causado por los sacerdotes que abusaron de niños. “Me siento interpelado a hacerme cargo de todo el mal que algunos sacerdotes -bastantes, bastantes en número, no en comparación con la totalidad-, hacerme cargo y a pedir perdón del daño que han hecho por los abusos sexuales de los niños... la Iglesia es consciente de este daño, que es un daño personal, moral. Y no vamos a dar un paso atrás en lo que se refiere al tratamiento de estos problemas y a las sanciones que se deben poner. Al contrario, creo que debemos ser muy fuertes, con los chicos no se juega”, afirmó en El Vaticano, ante miembros de un grupo de defensa de los derechos de los menores.

Sería interesante si la clase dirigente también aprovechara esta celebración para reflexionar acerca de sus responsabilidades como representantes del pueblo. Vivimos momentos de intransigencia, en los que pareciera que ninguna parte está dispuesta a ceder un ápice de poder y tampoco parece proclive a dialogar, a debatir ideas con madurez sin caer en la remanida agresión personal.

Es hora de que nuestros dirigentes trabajen unidos por el bien común y no por los intereses sectoriales. Que salgan de la burbuja en que muchos viven y se entreveren con la gente para enterarse de sus dramas. Sería más que positivo si pudiesen llevar a la práctica las palabras, las enseñanzas de Jesús.

Si así fuera, avanzaríamos hacia una sociedad más justa.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios