El festival folclórico de Cosquín está perdiendo su esencia

El festival folclórico de Cosquín está perdiendo su esencia

Músicos tucumanos que participaron de la fiesta popular en la localidad cordobesa se quejan de la deficiente organización y piden cambios.

CAMBIOS SOBRE EL ESCENARIO. “Los arrieros” sufrieron las modificaciones en la programación y subieron al Atahualpa Yupanqui en un mal horario. FOTO GENTILEZA DE LOS ARRIEROS CAMBIOS SOBRE EL ESCENARIO. “Los arrieros” sufrieron las modificaciones en la programación y subieron al Atahualpa Yupanqui en un mal horario. FOTO GENTILEZA DE LOS ARRIEROS
11 Febrero 2014
“Fue un Cosquín para el olvido”. Categórico y sin medias tintas, Fabio Dip, líder de “Los arrieros”, calificó negativamente al reciente festival mayor del folclore argentino, que este año estuvo envuelto en polémicas y escándalos. El más sonoro fue el abrupto corte que sufrió el merecido homenaje a Eduardo Falú cuando estaba sobre el escenario su sobrino, Juan Falú, quien anunció que no volverá más a esa localidad cordobesa.

El sufrimiento de los grupos tucumanos fue constante: reprogramaciones de horarios e incluso de días de función; recitales fuera de televisación (cuando el compromiso era otro); recortes en el tiempo de presentación y dificultades diversas afectaron el desempeño de los artistas, muchos de los cuales terminaron actuando ya con el sol en alto, para poco público.

Para colmo, la decisión de privilegiar los compromisos políticos para promocionar a ciertos músicos por delante de otros (como pasó con la delegación chaqueña, de fuerte vínculo con diputados nacionales de esa provincia) y la dependencia de los aportes del Gobierno nacional (se habla de un pago de $ 3 millones) terminaron por desvirtuar la parte artística de la fiesta.

Dip confirmó las limitaciones que hubo en Cosquín. “Es evidente que la comisión trabajó bajo mucha presión. Se pareció más a un evento del Gobierno en Tecnópolis que al Cosquín que todos conocemos. También la situación económica se hizo sentir, con poca gente y peñas pobres. Pero Cosquín es y será siempre Cosquín y ya estamos trabajando para volver”, admitió.

Otro de los que sufrió con los cambios fue Héctor Saleme. “Tocaba el lunes en horario central, y me pasaron para el martes a las 4.30. Dos de mis músicos se tuvieron que volver”, lamentó. Para que no se repitan estos trastornos, “se tendría que respetar a rajatablas el tema horarios, darle menos tiempo a los consagrados que siempre hacen lo mismo y que no haya tantos números por noche, porque este año se degeneró la organización”.

Quizás por haber actuado la primera noche, sin inconvenientes, la mirada de Julio Palacios es distinta. “La comisión cumplió en un 100% lo pactado en el contrato conmigo”. “Vivir el Cosquín por dentro es algo brillante, con el encuentro de poetas, los espectáculos callejeros donde la gente baila, la diversidad de géneros musicales, las peñas y presentación de libros y de artes plásticas, con el agregado de la masiva convocatoria a todo el país y a latinoamérica. Estoy muy agradecido”, afirmó.

En los espacios alejados del célebre escenario Atahualpa Yupanqui, los problemas fueron menores, como así también la expectativa de los grupos que se llegaron al festival. Cristian Romano reclamó que “se ponga una base en la calidad musical, porque a muchos de los que se presentaron les faltaba trabajo y talento”. “Además, hay que luchar para que no se pierda lo folclórico, para mantener las raíces”, agregó, en referencia al avance de la temática romántica en formato canción o balada.

Uno de los grupos tucumanos más destacados por el público fue “El resto”, de Río Seco, que llegó a la final entre los espectáculos de las peñas callejeras. “De 850, llegamos 15 a la última ronda, que la ganó un jujeño; pero el premio fue sólo 15 minutos ante el público en la plaza Próspero Molina. Es muy poco para tanto esfuerzo”, afirmó Rubén Brito.

Obviamente, primaron los objetivos individuales. “Mi idea era hacerme conocer, con difusión ante la prensa nacional; con el padrinazgo de Dip me fue muy bien”, explicó el joven Nahuel Heredia Paz. “Las voces del Boquerón” también volvieron conformes. “Pusimos afiches, entregamos tarjetas, nos movimos en un vehículo ploteado con sonido incluido y nos hicieron notas en radio. Es el evento nacional e internacional más importante, que nos permitió conseguir contratos para distintos festivales”, planteó Manuel Quiroga.

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