Basurales crónicos en uno de los accesos a la ciudad

Lo bueno, lo malo, lo feo. La realidad suele tener una porción de cada cosa, aunque siempre es preferible que el mayor porcentaje sea positivo. En estos días, los tucumanos nos vimos sorprendidos por la llegada de los vehículos de Google y su proyecto Street View. Tres camionetas con un equipamiento fotográfico de avanzada comenzaron a recorrer las calles Yerba Buena y nuestra capital capturando imágenes en la vía pública. Estas fotografías de alta definición que serán empleadas en Google Maps, para que los usuarios de sus diferentes productos puedan explorar lugares a través de fotografías panorámicas 360° a nivel de la calle. Los vehículos recorrerán todas las ciudades de la provincia.

El lunes, uno de ellos, paseó por el barrio de La Ciudadela. Al notar la presencia de los “fisgones”, varios vecinos expresaron su orgullo porque el lugar donde viven podrá verse a escala humana por internet, con todo su pintoresquismo. Días atrás, en un pequeño sondeo callejero, se le preguntó a la gente qué aspectos le gustaría -y cuáles, no- que Google mostrara del Gran San Miguel de Tucumán, donde confluyen la historia, la arquitectura con la miseria, la suciedad y los problemas urbanos. Varios se inclinaron por mostrar las fábricas azucareras, monumentos, iglesias como la Catedral. Una docente de Bella Vista señaló que los niños adictos al paco son tristísimas postales que deberían ser mostradas de la misma manera que los sitios más pintorescos. A una pareja de turistas, les llamó la atención los basurales que vieron en el trayecto del aeropuerto hasta el centro.

La basura es, por cierto, uno de los problemas crónicos de los tucumanos. Los accesos a la ciudad se caracterizan por la falta de higiene, en particular el que recibe al pasajero que llega en avión. En distintas barriadas, los vaciaderos de desperdicios renacen como hongos, a menos de 24 horas de limpiados.

En agosto pasado, un directivo de la empresa recolectora Transporte 9 de Julio, dijo que se levantaban al mes en forma domiciliaria alrededor de 13 mil toneladas de basura, es decir 500 toneladas diarias; cada vecino producía unos 800 gramos en 24 horas.

La ley N° 7883/07 establece sanciones a quienes contribuyen a alimentar los basurales a cielo abierto. Se faculta a la Policía a controlar el traslado y el depósito de residuos. Sin embargo, a lo largo casi siete años de vigencia, no se conoce que haya habido sanciones severas por este motivo.

Como señalamos en otra oportunidad, en la cadena de responsabilidades, se halla en primer lugar el vecino. Si este no arrojara basura o no recurriera a los carreros, no habría vaciaderos. Pero también hay una negligencia del Estado que debería controlar constantemente la higiene principalmente en los accesos de la ciudad, en las plazas principales, en los lugares históricos, en los ríos, en los campings.

Da la impresión de que los tucumanos somos sucios por naturaleza, es más fácil tirar el papel en el piso que depositarlo en el papelero. La educación es el punto de partida para desterrar esta pésima costumbre, pero no solo en las escuelas, sino llevarla a domicilio, alfabetizando ambientalmente a los adultos. La campaña podrían efectuarla los niños, acompañados de sus docentes. Tal vez así los mayores sientan vergüenza de su mal hábito. Arrojar basura en la vía pública implica una actitud de desprecio por el otro; no se puede concebir de otro modo el hecho de tirarle la propia basura a los demás.