El padre de “Conty” redujo a un ladrón

El martes a la siesta José González rogaba no volver a cruzarse con un asaltante. Estaba preocupado y decía que tenía miedo de desencadenar una desgracia. Al día siguiente, se cumplía el segundo aniversario de la muerte de Constanza González, su hija, que fue asesinada en Alderetes el 15 de enero de 2012.

La adolescente tenía 14 años. Esa madrugada volvía a su casa en la calle Italia al 300 de esa ciudad. En sus manos tenía una cámara de fotos y un celular. Llamó a la puerta. Su padre se levantó pero como no entraba las llaves demoró en abrir. En ese instante se oyó un estallido. José González gritó el nombre de su hija y corrió hacia la vereda, pero cuando abrió la puerta era tarde. Porque Constanza estaba tirada en el suelo con un disparo en la cabeza, había sido víctima de un intento de robo.

Inseguridad constante

Ayer a la mañana González estaba trabajando en una carnicería en Camino del Perú al 2.000. A unos 20 metros de ahí, hay un comercio que vende repuestos para autos y motocicletas. En la vereda del negocio Nicolás Salinas, el encargado de la casa de repuestos, había estacionado su moto. Alrededor de las 10, un sujeto se acercó hasta la Honda Wave de Salinas. En un abrir y cerrar de ojos forzó el tambor de la llave de la motocicleta y la intentó encender para robarla. Pero Salinas y uno de sus compañeros ya lo habían visto y salieron del negocio para enfrentarlo. Pero en ese momento, el asaltante huyó hacia la carnicería de González. “Vi lo que estaba pasando por la ventana de la carnicería. Cuando escuché que gritaban que lo agarren corrí hacia la vereda. Ahí estaba su cómplice que lo esperaba en una moto”, continuó González.

Los dueños de otros negocios que hay en esa zona de la capital también salieron a la calle y, entre todos, redujeron al sospechoso que conducía la moto. Pero el otro asaltante logró escapar corriendo. Enfurecidos, los comerciantes descargaron en el sospechoso la impotencia que sienten por la inseguridad con la que conviven. “Tuvieron que sacármelo de las manos. Estaba ciego. Para mí es muy complicado volver a pasar por situaciones como esta porque pienso en mi hija”, explicó González que ya fue víctima junto con su familia del calvario que provoca la inseguridad. Y antes de concluir la entrevista dijo: “ya estoy harto de esto”.

Después de propinarle una golpiza al asaltante, los comerciantes le ataron las manos con precintos y llamaron a la Policía. “Los vecinos llamaron al 911 pero llegaron recién a las 13. Esta es una situación horrible. A nosotros nos asaltaron en junio del año pasado a un mes de abrir el negocio. Es terrible porque te tenes que enrejar para intentar protegerte. Es muy preocupante vivir en esta inseguridad”, señaló por su parte Ana Belén Rodríguez, dueña de una farmacia ubicada en esa misma cuadra.