La Fiscalía pidió perpetua para 33 imputados

La Fiscalía pidió perpetua para 33 imputados

Los fiscales requirieron al Tribunal que 14 ex policías, 13 ex militares, cinco ex gendarmes y un civil sean condenados a la pena máxima. Los representantes del Estado caracterizaron al Arsenal "Miguel de Azcuénaga" como el "centro de exterminio más grande de Argentina"

ALEGATOS. Los fiscales remarcaron el valor de las fosas comunes del Arsenal como prueba del exterminio.  TELAM ALEGATOS. Los fiscales remarcaron el valor de las fosas comunes del Arsenal como prueba del exterminio. TELAM
16 Noviembre 2013
"Tal vez no sepamos nunca qué fue lo último que viste (...). Quizás el negro monstruoso de la venda en los ojos de los torturados. Aunque ellos tengan, Dios sabe dónde, tu cadáver, yo me he quedado con tu risa (...)". El fragmento del poema escrito por Ricardo Salinas, una de las 212 víctimas de la megacausa "Arsenales II-Jefatura II", cerró ayer el emotivo y extenso alegato del Ministerio Público Fiscal (MPF). En la quinta jornada de exposición, el fiscal Patricio Rovira (ad hoc) leyó el escrito que el joven le había dedicado en 1976 a su hermano Alfredo (había desaparecido antes que él). Los restos del autor fueron identificados en las fosas del Arsenal-junto a los de once personas más- y es una de las pruebas consideradas clave para la acusación. "Es uno de los reaparecidos", caracterizó Rovira. Minutos antes, junto a Leopoldo Peralta Palma (subrogante) y Pablo Camuña (ad hoc) pidieron al Tribunal Oral Federal (TOF) que condene a prisión perpetua -la pena máxima- a 33 de los 41 imputados. Para el resto de los sospechosos, requirieron entre cuatro y 25 años. Los representantes del Estado consideraron que todos los delitos enrostrados -que van desde violación de domicilio hasta abusos sexuales y homicidio triplemente calificado- deben ser calificados como de lesa humanidad y que, de haber condenas, deben cumplirse en la cárcel de Villa Urquiza.

Pena máxima

La Fiscalía pidió las sanciones más duras por los crímenes ocurridos en los dos centros clandestinos para los ex militares Jorge Lazarte, Mario D'Ursi, Camilo Colotti, Luis Varela, Luis Ocaranza, Augusto Neme, Fernando Torres, Hugo Soto, Pedro Caballero, Alfredo Moore, Ramón Ojeda Fuente, Ramón Cooke y Luis De Urquiza; los ex gendarmes Ernesto Rivero, Benito Palomo, Juan Carlos Sowinski, Tomás Güemes, y Alberto Montes de Oca; los ex policías Luis De Cándido, Juan Abraham, Ricardo Sánchez, Rolando Reyes Quintana, Roberto Albornoz, Ángel Moreno, María Luisa Acosta, Miguel Chuchuy Linares, Hugo Figueroa, Félix Insaurralde, Pedro Pasteris, Guillermo Ugarte, Antonio Vercellone y Oscar Gómez. El escribano Juan Carlos Benedicto también fue incluido en este grupo. Los fiscales aseguraron que estaría acreditado que habría pertenecido a las llamadas "patotas" que participaban de los secuestros de detenidos-desaparecidos. Antes del juicio, Benedicto se había escapado de un hospital y había estado prófugo en Paraguay durante seis meses.

Los acusadores solicitaron, además, 25 años de prisión para los ex militares Ariel Valdiviezo y Carlos Trucco; 18 años para el ex gendarme Marcelo Godoy; 15 años para el ex gendarme Celso Barraza; 13 años para el personal civil de inteligencia Guillermo López Guerrero y 12 años para el ex policía Ramón Jodar.

Requirieron que el sacerdote José Mijalchyk, a quien calificaron como "capellán de hecho" y supuesto colaborador en el Arsenal, sea condenado a 15 años. Mientras que para María Elena Guerra, acusada por la usurpación de la familia Oesterheld- Araldi, pidieron una pena de cuatro años.

Durante las últimas audiencias, los fiscales habían recordado las historias de los damnificados caso por caso y mencionado los documentos y testimonios que, consideraron, involucraban a los imputados en cada uno de ellos. Antes del pedido de pena, Peralta Palma había efectuado una caracterización detallada del Arsenal, de acuerdo con los testimonios y los resultados de las pericias. "Los restos quemados en el Arsenal dan cuenta, según los peritos, de que fue el centro de exterminio más grande de Argentina", recordó. Afirmó que los primeros secuestrados habían llegado allí a mediados de 1976. Al enumerar los métodos de tortura que se habrían aplicado a los detenidos y las pésimas condiciones de cautiverio, reflexionó: "el estar en el centro ya era una tortura". "¿Se puede pedir mejor prueba (que las fosas)? ¿Se puede sostener que las víctimas están mintiendo?", dijo ofuscado. Mencionó a las tres víctimas de la megacausa que terminaron en los pozos: Salinas, Guillermo Corroto y Rosario Argañaraz.

Rovira insistió en sus palabras finales en que un "pacto de silencio" seguiría vigente entre los acusados, dado que no colaboraron con las investigaciones. Camuña añadió después que el juicio es histórico: "hubo una complicidad de la tierra, que nos devolvió a los desaparecidos, como prueba. Demuestra que la luz siempre atraviesa el bosque", concluyó.

Al cierre de esta edición, alegaban los abogados querellantes de la secretaría de Derechos Humanos de la Nación.

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