Votos por Bin Laden y por Clemente

Votos por Bin Laden y por Clemente

La sucesión de los comicios de renovación de puestos ejecutivos y legislativos marcó la normalización institucional. El récord de votos nulos de octubre de 2001. Por Carlos Abrehu - Columnista invitado

27 Octubre 2013
Cada elección de renovación de cargos legislativos y ejecutivos desde 1985 en adelante marcó un hito en el sostenimiento institucional del país. Ilusiones, desencantos y fastidios se canalizaron a través de las urnas. Tucumán no fue una excepción en ese contexto. Así tuvo votos para candidatos fuera de agenda, como el terrorista saudí Bin Laden en 2001.

Hubo ganadores y perdedores. Prevaleció, sin embargo, la convicción de que la democracia es el basamento institucional indiscutido de la sociedad. El escrutinio de cada acto comicial deja anécdotas, sorpresas y situaciones diversas.

Lo dio vuelta
Los tucumanos votaron el 27 de octubre de 1985 para diputados nacionales y de legisladores provinciales (diputados y senadores). Desde 1965 no pudieron cumplir con ese rito, a causa de la sucesión de golpes de estado.

En los comicios del 85 se estrenó también la división de Tucumán en cinco secciones electorales. El recuento provisorio le adjudicaba una banca más de senador por la Capital a la UCR. Juan Luis Pérez aparecía como el afortunado, pero el PJ reclamó con tono duro la revisión del conteo.

La Junta Electoral Nacional (JEN), organismo que supervisó el proceso, rechazó las aseveraciones del partido Justicialista por ser notoriamente inadmisibles, pero accedió a la reapertura de urnas sólo en la categoría de senador.

Durante el recuento definitivo, se usó por primera vez un sistema de computación cedido en préstamo a la JEN. Finalmente, la banca quedó en manos del peronista Antonio Guerrero. Este abrazó al apoderado radical Hugo Fabio, de quien dijo que todo lo que sabía de esencia democrática, lo había aprendido de él. Fabio fue su profesor de Instrucción Cíica en la escuela secundaria.

"Viva yo"
Las elecciones de diputados nacionales de 1997 marcaron el ingreso de la computación en el procesamiento de los datos. El gobierno de Carlos Menem contrató los servicios de la empresa española Indra que aportó el sofware (programa), y de Hawlet Packard que proveyó el hardware (computadoras).

Así se abrió otra etapa en la historia electoral. El Correo Central habilitó una página web para conocer detalles del escrutinio.

Los apoderados de los partidos que competían por las bancas en Tucumán aprobaron la puesta en práctica del sistema. En la lista de postulantes de la Alianza-UCR figuraba José Alperovich en el cuarto puesto. Exequiel Avila Gallo (Bandera Blanca) impugnó infructuosamente la candidatura del republicano Ricardo Bussi. Viva yo, expresaba una boleta que fue anulada. El ciudadano añadía argumentos de este calibre: no voto por vagos, corruptos, trepadores, ignorantes, mentirosos...

La desilusión

Los comicios legislativos nacionales del 14 de octubre 2001 destaparon el mundo de la micropolítica. Entonces se puso sobre la superficie el descontento de importantes franjas sociales con el estatus quo. Yo no aconsejo el voto por Clemente, declaró Caloi a La Nación El humorista Carlos Loiseau salió, así, al cruce de una campaña que aconsejaba apoyar al célebre personaje.

El malestar con el gobierno de la Rúa, y con los elencos de candidatos que pujaban por diputaciones y senadurías nacionales en Tucumán, estalló en el escrutinio Así, en una mesa de la escuela Federico Mármol, ganó la boleta de Clemente y de Mafalda. Sufragios del Frente Talibán ofertaban a BinLaden y a Yasser Arafat, revelando su postura ideológica. Los 70.000 votos nulos trasuntaron el castigo a las elites políticas. Hay que interpretar el sentido de los votos, explicaba Rogelio Rodríguez del Busto, secretario de Juzgado Electoral Nacional. Unos 70.000 tucumanos faltaron a la cita del 14.

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