El cine no está dispuesto a rendirse

El cine no está dispuesto a rendirse

Cuatro películas argentinas concentran las preferencias del público en el país. Tres de ellas ("Séptimo", "Metegol" y "Corazón de León") se estrenaron en Tucumán. La otra ("Wakolda") está al caer. El fenómeno "Metegol" traspasó la barrera de los dos millones de espectadores. "Corazón de león", la comedia protagonizada por Guillermo Francella, araña el millón y medio de entradas vendidas. "Séptimo", thriller construido sobre la dorada espalda de Ricardo Darín, está a un paso de los 700.000 tickets. "Wakolda", flamante obra de Lucía Puenzo, combina a Natalia Oreiro con una historia que involucra al criminal de guerra nazi Josef Mengele. ¿Quién puede seguir sosteniendo un discurso contra la calidad y/o la popularidad del cine nacional?

Son películas de género, impecables en su factura, bien actuadas. Si existiera una industria cinematográfica en el país la representarían con mucha dignidad. Pero esa industria es una aspiración de los directores, actores, guionistas, fotógrafos, maquilladores, vestuaristas, técnicos de toda clase y de la legión de jóvenes que estudian cine en la Argentina.

Tampoco vale engañarse con la cuota de pantalla. Los tanques argentinos son eso, tanques respaldados por eficaces campañas publicitarias. Por eso acceden a las salas de los multicines repartidos, aquí y allá, por shoppings y centros comerciales. El resto, como pasa en Tucumán, es un goteo de superproducciones para adolescentes. El listado de estrenos de los últimos cuatro meses en la provincia provoca vergüenza ajena.

Se sabe que es un fenómeno mundial. Steven Spielberg confesó que, por un pelito, "Lincoln" no se convirtió en un telefilm. Y si Spielberg no puede filmar y estrenar sus películas como Dios manda, ¿qué le espera al resto? Por algo las mejores historias se ven en televisión. Hacía allí migró la flor y nata de los escritores y realizadores. Por eso no hay filme capaz de entrometerse en las profundidades de nuestra humanidad como lo consigue cada episodio de "Breaking bad".

El cine no puede dejar de dar batalla y por eso busca nichos en los espacios alternativos. La semana pasada espiamos por el ojo de la cerradura del Bafici, el existoso festival de películas independientes al que año a año peregrinan los tucumanos para empalagarse de novedades. Frente a una pantalla de las grandes, no de computadora. En ese marco pasó por Tucumán "Viola", una de las mejores películas argentinas de la temporada. Fue apenas una pasada, un lunes a la noche.

"Viola" no integra la nómina de filmes que competirán en la inminente edición del Festival "Gerardo Vallejo" (del 16 al 22 de octubre). Una pena. Pero sí figuran en esa lista "Los dueños" -la producción de la dupla Toscano/Radusky distinguida en Cannes- y "Wakolda", entre 19 elegidas. Ya se conocen cuatro de los invitados para integrar el jurado: Ariel Piluso, Cynthia Sabat, Roger Koza y Ezequiel Boetti. A ellos se agregará un representante tucumano.

Se aspira a concretar durante el Festival la firma del convenio que convertirá al teatro Orestes Caviglia en un Espacio INCAA. La digitalización de la sala, unida a imprescindibles reformas edilicias, implicará una inversión de entre $ 900.000 y $ 1 millón. También habrá disponible un crédito para que cuatro salas de un shopping de Yerba Buena accedan a esa tecnología de punta. Menos download, menos DVDs truchos en las peatonales y más proyecciones de óptima calidad. El cine, como la vida misma, afronta la necesidad de adaptarse para sobrevivir. En eso anda por estos tiempos.

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