Campeones en Tokio

Campeones en Tokio

Oscar Salomón y Julio Herrera conquistaron un título con Boca.

23 Mayo 2013

Es la capital de Japón. Allí habitan más de 13 millones de personas. Se la conoce como la ciudad del milagro económico. Hollywood también se fijó en ella para filmar "Perdidos en Tokio", película protagonizada por Bill Murray y Scarlett Johansson. Él es un actor cuya carrera viene en picada y acepta viajar hasta esa ciudad para hacer una publicidad de un whisky japonés. Ella, en cambio, acompaña a su esposo (fotógrafo) en un viaje laboral. Después de conocerse casi de casualidad en el bar del hotel, establecen una relación que cambiaría para siempre sus vidas. Algo similar les ocurrió a Oscar Camilo Salomón y Julio Daniel Herrera, dos tucumanos de 14 años que se consagraron campeones defendiendo la camiseta de Boca en un torneo internacional.

"No hay palabras para describir lo que vimos. Es otro mundo. Me fascinaron los autos y la tecnología. Pero recién pudimos conocer varios lugares el último día, después de haber salido campeones", cuenta Julio, el arquero titular de la clase 99 "xeneize".

Los chicos escribieron un cuento de hadas. Jorge "Coqui" Raffo, entrenador del equipo, le había avisado al plantel de 33 jugadores que sólo 16 iban a viajar. Desde entonces fueron superando pruebas hasta que los eligieron. Salomón fue el más beneficiado, ya que en enero se incorporó al equipo. "Arranqué como enganche, después de volante por derecha y central. Se lesionó el marcador central y me pidieron que jugara en ese puesto. Me adapté rápido", cuenta Oscar, que llegó a Boca después de haberse consagrado campeón en la Gothia Cup, en Suecia, el año pasado con el CEF 18.

Los adolescentes salieron campeones al vencer en la final a Santos, de Brasil, por 4 a 0. Pero más allá del éxito deportivo, no se olvidarán nunca de lo que vivieron en esas lejanas tierras. "Estuvimos en un hotel cinco estrellas. Allí estaban todas las delegaciones del mundo que participaron. Los únicos que se creían de otro planeta eran los brasileños, pero así les fue", recuerda Salomón.

"El torneo era muy exigente. El primer día disputamos dos encuentros. Nos trataban como profesionales porque íbamos del hotel a la cancha y de la cancha al hotel. Teníamos una traductora que siempre estaba a nuestro lado", agrega Herrera.

Los chicos también fueron recibidos en la embajada Argentina en Japón. "Nos trataron bien, nos dieron un choripán con una gaseosa. No me acuerdo cómo se llama el embajador, pero ordenó al secretario que estuviera con nosotros. Observó todos los partidos y hasta participó en la ceremonia de premiación", destaca el arquero.

Los juveniles recibieron premios por haberse consagrado campeones del certamen. La organización les entregó 3.000 yenes a cada uno y Boca, antes de partir, les entregó U$S 230. "Con eso compramos algunas cosas y obsequios para nuestras familias. No fue mucho, pero al menos quedó un recuerdo", comentan.

Los chicos, ante la primera chance, regresaron a su provincia para contar todo lo que conocieron y lo que disfrutaron en esta experiencia. No es la primera vez, ya que Salomón viajó a Suecia con el CEF 18 y Herrera a España, con el mismo equipo. "Teniendo los pasaportes se nos simplificaron un montón las cosas. Tuvimos suerte, porque todos los chicos tenían las condiciones de viajar, pero fuimos unos cuantos los privilegiados", destaca Salomón.

"Haber conocido esa cultura fue maravilloso. No podíamos creer lo respetuosa que es la gente. Nos tuvimos que acostumbrar rápidamente para no quedar mal. Hasta hacíamos reverencia. Ahí nos dimos cuenta de cuán importante es vivir en una sociedad educada y respetuosa", concluye Herrera.

Las exigencias del mundo Boca
Ser parte del mundo Boca tiene su precio. Oscar Salomón y Julio Herrera lo saben muy bien. Ellos viven en el complejo de La Candela, en San Justo, alejados del ruido y bajo un régimen casi militar. Son tantas las exigencias que muchos no se adaptan y terminan abandonando. 

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"Estamos en el mejor club del mundo. Las exigencias son enormes. No importa en qué categorías jugués, acá tenés que ganar todo. Tenemos toda la infraestructura necesaria para vivir y entrenar bien, por eso nuestras familias no sufren", relata Herrera. 

Los chicos describen casi con normalidad cómo es un día como cualquiera en su vida. El despertador suena a las 7. Después de desayunar, llega la hora de las prácticas, que terminan cerca del mediodía. Después de almorzar, es tiempo de ir al colegio, de 13 a 18.30. Media hora después meriendan y luego viene una hora y media de tareas y estudio. Entre las 22 y 23, todo el mundo ya está durmiendo. Los sábados juegan los partidos por el torneo de AFA y los domingos, los de la Metropolitana. Y, si se portan bien, tendrán como recompensa ser alcanzapelotas en los partidos de Primera que se disputen en la mítica Bombonera. "Cuando lo hacemos, los árbitros nos llaman y nos piden que nos portemos bien. Si te expulsan de la cancha, te pueden suspender hasta cinco fechas", comenta Herrera.

"Tenemos todas las comodidades, no nos falta absolutamente nada. Hasta nos dan $ 150 para gastos mensuales", explica Salomón.

Los chicos no son los únicos tucumanos que están en La Candela. Ricardo Antúnez Suárez (1996), Agustín Lastra (2001), el "Chino" Aguirre y Emiliano Núñez (ambos 1999) son los comprovincianos que también intentan cumplir con su sueño de triunfar en Boca.

"También están Juan Imbert y Sebastián Palacios, pero ellos están viviendo en Casa Amarilla. Siempre se dan una vuelta por acá, al igual que otros jugadores como Hugo Ibarra y Sebastián Battaglia", cuenta entusiasmado Salomón su contacto con los ídolos de ayer.

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