Adelgazó 100 kilos en un año y siente que se sacó a otra persona de encima

Adelgazó 100 kilos en un año y siente que se sacó a otra persona de encima

El enfermero Juan José Ramírez llegó a pesar 230 kilos. En aquel entonces, su vida estaba en peligro. Lo salvó el by pass gástrico.

LUGAR DE TRABAJO. Juan José es enfermero en el Centro de Salud; tras haber bajado de peso se levantó su autoestima e ingresó a la universidad. LA GACETA / FOTO DE ANALIA JARAMILLO LUGAR DE TRABAJO. Juan José es enfermero en el Centro de Salud; tras haber bajado de peso se levantó su autoestima e ingresó a la universidad. LA GACETA / FOTO DE ANALIA JARAMILLO
13 Mayo 2013
Hasta hace más de un año Juan José Ramírez (34 años) era capaz de comer una parrillada completa sin parar. Y todos los días, cuando podía, compraba en algún quiosco un litro de gaseosa y algo "para picar", que devoraba en un santiamén. Se ponía de mal humor si en la heladera de su casa faltaban fiambre, aceitunas, dulces... Su obsesión era la comida. Llegó a pesar 230 kilos. "¡Qué increíble!, hoy no puedo terminar un vaso de yogur de un saque. Bajé casi 100 kilos en menos de un año gracias al by pass gástrico que me hicieron (operación bariátrica)"

Juan José es enfermero y recibió a LA GACETA en su lugar de trabajo: el Centro de Salud. "Mi vida cambió ciento por ciento. Me saqué otra persona de encima. Ahora compro ropa nueva en talles normales, y cada vez más chicos", cuenta exultante.

A los 17 años, Juan José tenía sobrepeso y después de los 25 años comenzó a engordar en forma desenfrenada, hasta llegar a los 230 kilos. Negaba su condición y no quería ni pensar en que corría riesgo su salud.

El detonante

"Me asusté en abril de 2011 cuando me enfermé y sufrí celulitis necrotizante (una infección aguda y grave) debido a una inyección mal puesta. Me banqué siete operaciones y la herida tardó seis meses en cicatrizar... Era un obeso mórbido. Los médicos que me atendieron me dijeron que si no bajaba de peso ponía en peligro mi vida...", recuerda.

Inició el tratamiento con el doctor Raúl Valdéz Aufranc, nutricionista del Centro de Salud. En los dos primeros controles bajó 20 kilos. Análisis y pruebas específicas demostraron que iba camino a la diabetes, tenía altos niveles de colesterol y triglicéridos, era levemente hipertenso y sufría apnea del sueño.

Bajó 70 kilos en nueve meses y los médicos le planteroan la necesidad de la cirugía bariátrica como única y última alternativa para perder peso en forma rápida. Cuando ingresó al quirófano, el 14 de febrero de este año, pesaba 150 kilos: había perdido otros 10 kilos.

Una nueva vida

El doctor Juan Pablo Mendoza le realizó el by pass gástrico, la más compleja de las cirugías bariátricas. "A los 15 días volví a trabajar", cuenta feliz. Saca el celular y muestra su foto de hace dos años. Irreconocible. Era otra persona, como él mismo machaca. Antes y después de la cirugía comenzó a caminar. Lo hace todas las noches. Antes había llevado una vida totalmente sedentaria y con desorden alimentario. Cuenta con el apoyo psicológico de Constanza Lobo. Tenía dos trabajos, pero decidió dejar el de chofer de ambulancia para cumplir a rajatabla con el tratamiento nutricional. Está tan motivado con su nueva vida y figura que también se inscribió en Enfermería de la UNT. "Mi objetivo es terminar la licenciatura", promete.

"Me siento como un bebé. Estoy aprendiendo a comer de nuevo: papilla, licuado, dieta blanda, más los aporte de hierro, vitaminas y otros nutrientes. Como lentamente, mastico muy bien para no sentir náuseas. Terminar una porción me lleva unos 20 minutos. Descanso otros 20 para beber líquido. ¡Le tengo terror al dolor epigástrico (en la boca del estómago) que me producían los atracones!", rememora.

Apoyo familiar

Juan José está casado con Silvia Alejandra Balborín, y tiene tres hijos: Luciana de 15 años, Juan Ignacio de 11 y Enio Lautaro de 2 años. Dice que por suerte su mujer es delgada y ninguno de sus hijos salieron a él. Comen lo necesario. Son su apoyo incondicional. "Toda mi familia se acostumbró a comer sano: no pan, no gaseosa, no azúcar. Tomamos agua. Sigo bajando un promedio de 8 kilos cada 15 días", narra eufórico mientras le sacan fotos.

Juan José pesa 129 kilos y aún debe bajar unos 40 kilos. Tiene que llegar a los 95 o 92 kilos y mantenerse de por vida en ese peso. Algo difícil, lo sabe. "Lo conseguiré. Mi 'nuevo estómago' me ayudará porque tiene capacidad para 250 cm3 de alimento". Un gran desafío.

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