El trabajo digno lleva a una sociedad más justa

El trabajo digno lleva a una sociedad más justa

05 Mayo 2013
Debacles económicas y financieras vienen convulsionando el mundo occidental en los últimos años. Los desocupados se han incrementado en España, Francia, Italia; hay países como Grecia y Chipre que se encuentran al borde del colapso u otros como Estados Unidos, que sigue inmerso en una gran recesión. Sólo en la llamada eurozona, son más de 26 millones los desocupados.

En ese marco, fueron significativas las palabras que expresó el papa Francisco el 1° de mayo, ocasión en que se celebró el Día del Trabajador. El pontífice exhortó a combatir el desempleo e instó a los dirigentes a hacer lo posible por reactivar el mercado laboral. Ante unas 60.000 que se constituyeron en la plaza de San Pedro para escuchar su catequesis, el ex cardenal Jorge Bergoglio afirmó que "la dignidad no es la que da el poder, el dinero, la cultura, no. La dignidad nos la da el trabajo, y un trabajo digno"; y agregó que hay "sistemas sociales, políticos y económicos que han hecho que ese trabajo signifique aprovecharse de la persona".

Su Santidad pidió que en la medida de sus responsabilidades, "se esfuercen por crear puestos de trabajo y creen esperanzas en los trabajadores" y sostuvo que cuando la sociedad está organizada de forma que "no todos tienen la posibilidad de trabajar, esa sociedad no es justa". "Pienso en cuántos están desocupados, muchas veces a causa de una concepción economicista de la sociedad que busca el beneficio egoísta, más allá de los parámetros de la justicia social... Los invito a la solidaridad y por tanto, a no perder la esperanza", afirmó. Se refirió a las condiciones de esclavitud en que trabaja mucha gente y agregó que "el trabajo es fundamental para la dignidad de la personas, nos unge de dignidad, nos hace semejantes a Dios que ha trabajado, trabaja y actúa siempre".

Nuestro país, por cierto, no es ajeno a esta situación mundial, como tampoco lo es Tucumán. De acuerdo con las mediciones recientes, en el Gran Tucumán-Tafí Viejo, el desempleo trepó al 5,5%, un punto porcentual respecto de igual período del año anterior. El Gobierno explicó que el aumento respondía a una tendencia histórica: el primer trimestre del año es de baja productividad, debido a la paralización de la mayoría de las industrias que generan puestos laborales (la azucarera y la citrícola).

Los planes oficiales de asistencia social que involucran a más de 9 millones de personas, han contribuido a paliar la falta de trabajo, y aunque con alguna frecuencia el Estado insta a desterrar el trabajo en negro, paradójicamente este suele ser uno de los principales transgresores en esta materia. Los índices engañosos contribuyen a disfrazar la realidad. Por ejemplo, los resultados de la Encuesta Permanente de Hogares del segundo semestre de 2012, divulgados recientemente, señalan que prácticamente no hay la indigencia en el Gran Tucumán-Tafí Viejo, donde viven 828.000 personas. De ese total, el Indec señala que sólo 2.384 personas (el 0,3%) viven en el escalón más bajo de la sociedad. El organismo indica que 34.776 individuos (4,2%) son pobres. Basta recorrer a diario en centro para ver niños mendigando o trabajando en los semáforos ni qué hablar de las villas miseria, donde miles de comprovincianos carecen de un trabajo digno y tampoco tienen acceso a la educación y a los servicios esenciales.

Se suele decir que el trabajo es salud, pero también lo es la educación porque sin ella conseguir un empleo digno es muy difícil. En la medida que no se eduque a los comprovincianos que viven en la pobreza, los planes sociales serán siendo un paliativo, y la dignidad y la equidad social seguirán siendo asignaturas pendientes.

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