Por Carlos Páez de la Torre H
03 Mayo 2013
FRONDOSO "SAN ANTONIO". Característico árbol del patio de la Escuela Sarmiento, en cuyo local funcionó antes el Colegio Nacional. LA GACETA / ARCHIVO
En un discurso del Día del Árbol de 1919, el profesor José R. Fierro hizo una evocación de los árboles característicos de nuestra ciudad. Vale la pena reproducir sus párrafos más originales. "En otros tiempos, no muy lejanos todavía, se designaba cariñosamente a las calles de la ciudad por los árboles característicos", decía.
Así, "subsiste para muchos del recuerdo del pacará de la calle Las Heras (en la hoy San Martín, esquina Catamarca), saludado en su oportunidad solemnemente por Sarmiento, por Avellaneda, por Pedro Goyena, por Bernardo de Irigoyen, por Alem y muy especialmente por el dulce escritor italiano Edmundo de Amicis".
Y fueron igualmente muy populares, agregaba, "el virarú de la calle Chacabuco; el algarrobo de los Villalobo; la palma de la calle Alberdi, que aún subsiste, como el árbol del antiguo Colegio Nacional (se refería al San Antonio ubicado en el patio de la hoy Escuela Sarmiento); la higuera del Colegio del Huerto; el ombú de la calle General Paz; el ceibo de El Bracho (barrio que empezaba en San Lorenzo y Entre Ríos); el yuchán del barrio Las Cañas (barrio que se extendía desde Balcarce y Santiago)".
Añadía Fierro que "remontando el recuerdo más allá del tiempo de la Recova de los Naranjos y del Mercado del Algarrobo, llegaríamos al antiguo patio de la Casa de la Independencia, en donde se levantaba un hermoso naranjo, inspirador de muchos poetas".
"Todos estos recuerdos pagaron su tributo al progreso moderno", decía. Evocaba "con gratitud" al intendente Zenón J. Santillán, quien no sólo arboló la ciudad sino que salvó "del hacha de los ingenieros", a muchos árboles en trance de ser talados por las obras en las calles.
Así, "subsiste para muchos del recuerdo del pacará de la calle Las Heras (en la hoy San Martín, esquina Catamarca), saludado en su oportunidad solemnemente por Sarmiento, por Avellaneda, por Pedro Goyena, por Bernardo de Irigoyen, por Alem y muy especialmente por el dulce escritor italiano Edmundo de Amicis".
Y fueron igualmente muy populares, agregaba, "el virarú de la calle Chacabuco; el algarrobo de los Villalobo; la palma de la calle Alberdi, que aún subsiste, como el árbol del antiguo Colegio Nacional (se refería al San Antonio ubicado en el patio de la hoy Escuela Sarmiento); la higuera del Colegio del Huerto; el ombú de la calle General Paz; el ceibo de El Bracho (barrio que empezaba en San Lorenzo y Entre Ríos); el yuchán del barrio Las Cañas (barrio que se extendía desde Balcarce y Santiago)".
Añadía Fierro que "remontando el recuerdo más allá del tiempo de la Recova de los Naranjos y del Mercado del Algarrobo, llegaríamos al antiguo patio de la Casa de la Independencia, en donde se levantaba un hermoso naranjo, inspirador de muchos poetas".
"Todos estos recuerdos pagaron su tributo al progreso moderno", decía. Evocaba "con gratitud" al intendente Zenón J. Santillán, quien no sólo arboló la ciudad sino que salvó "del hacha de los ingenieros", a muchos árboles en trance de ser talados por las obras en las calles.
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