Que sean dos

Que sean dos

Tucumán no gana ambos títulos juntos desde 2009.

OTRO PARTIDO. Rosario representará para los M17 una nueva prueba de carácter.  OTRO PARTIDO. Rosario representará para los M17 una nueva prueba de carácter.
12 Abril 2013
Cada seleccionado juvenil tiene sus propios anhelos, ajustados lógicamente a sus posibilidades. Algunos sueñan con ascender a la Zona Campeonato, otros con mantenerse en ella; están los que pueden darse el lujo de aspirar a un título, y también está Tucumán, a la que sólo ganar la doble corona la deja conforme.

Los antecedentes inmediatos la autorizan a ello: en cuatro de los últimos cinco años, los "naranjitas" llegaron a la definición del Argentino Juvenil en ambas categorías, con sobradas razones para consagrarse en ambas. Sin embargo, no logra hacerlo desde 2009, cuando derrotó a Buenos Aires en M18 y M19. Mañana tendrá la oportunidad de volver a festejar por dos, cuando los M17 enfrenten a Rosario y los M18 a Cuyo.

Con el envión anímico que significaron los esforzados triunfos del miércoles sobre las "aguilitas", los juveniles tucumanos ya pusieron en funcionamiento la maquinaria mental para las definiciones. Uno de los pasos a seguir es el análisis en video de los errores propios y las virtudes del próximo rival.

Repasando las semifinales, Rudy Medina confirmó la sensación que le había quedado apenas terminado el encuentro de los M18: Tucumán se complicó sola.

"En el primer tiempo lo teníamos controlado, con el dominio de la pelota, que es lo que queríamos. Pero al mismo tiempo creo que fuimos un poco egoístas en el juego; es decir, teníamos la pelota, pero no tomábamos riesgos. Y si no arriesgás, difícilmente puedas crear opciones para llegar al ingoal", explicó el también entrenador de Cardenales, quien de todos modos aplaudió la entereza mental de sus dirigidos para remontar un partido tan difícil.

"El convencimiento que tenían los chicos en el uno a uno, eso de decir este es mío, yo me encargo de él, fue fundamental", aseguró Rudy.

Los M17 también tuvieron que luchar contra sus propios demonios antes de vencer a Buenos Aires. "Al principio nos jugaron una mala pasada todos esos nervios propios de jugar una semifinal y nada menos que ante ellos. Por eso no logramos plasmar el juego que queríamos", reconoció el hooker Mariano Barrionuevo. "Pero en el segundo tiempo fuimos superiores, sin ninguna duda. Por eso sacamos una buena diferencia", arguyó.

Sobre el line, el punto más flojo en la semifinal, no se mostró preocupado: "estamos trabajando mucho en esa formación. Fueron complicaciones como pueden surgir en cualquier partido".

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