"Hagan caso a la intuición y exijan que los tomen en serio"

"Hagan caso a la intuición y exijan que los tomen en serio"

Rut Tomatis, madre de María Medina, habló de las denuncias por violencia de género

UN RECUERDO DOLOROSO. Rut Tomatis recuerda a su hija María Medina y busca alertar a posibles víctimas. LA GACETA / FOTO DE JORGE OLMOS SGROSSO UN RECUERDO DOLOROSO. Rut Tomatis recuerda a su hija María Medina y busca alertar a posibles víctimas. LA GACETA / FOTO DE JORGE OLMOS SGROSSO
María tenía 32 años, daba clases de inglés y hacía traducciones de libros de psicología. Le faltaban tres materias para recibirse de traductora. María escribía, pero no mostraba sus poemas porque cuidaba como un fuerte su vida interior. María era una persona apasionada, un ser mágico que amaba amar, la describe su madre, Rut Tomatis. "Se enamoraba peligrosamente", dice, consciente del peso de esa palabra. María murió golpeada y quemada en la casa que compartía con Armando Martín, el único acusado por el crimen.

Hacía cuatro meses que habían empezado a salir, y casi tres que había dejado de ver a su madre y su abuela, su única familia en Tucumán. "Se fue en enero, dijo que de vacaciones, y no volvió más. Ahí la perdí", recuerda Rut sobre su única hija.

"Sólo tres veces nos comunicamos desde entonces. Una vez logré que me atienda el teléfono y otras dos me llamó a las cuatro de la mañana, cuando él dormía, para decirme que quería volver a casa, que estaba desilusionada de la relación, que él no la amaba", cuenta.

El 11 de abril (hoy hace un año), una voz conocida le advirtió, por teléfono "a tu hija la mataron". Era la misma voz de una mujer que llamaba desde hacía meses para insultarla y acusar a María de "haberle robado el novio". La mujer le dio una dirección (Corrientes al 3.200) y hacia allí partió, con su madre y un amigo. "Supe cuál era la casa cuando vi el humo. Salté la verja porque escuché una tos, la escuché toser a mi hija, todavía estaba viva -y mira hacia otro lado para disimular la tristeza-; se murió en ese momento".

Cuando logró entrar, la joven, ya sin vida, estaba bajo un montón de ropa y de mantas. Tenía quemaduras en el 95% del cuerpo, según el perito policial.

Martín fue detenido y estuvo un tiempo en el Hospital Obarrio, otro tanto en el Padilla, luego de un intento de suicidio, y ahora en Villa Urquiza, donde espera que se fije fecha al juicio. De las pericias psiquiátricas surgió que es imputable y que era consciente de lo que hacía. La escalada de violencia duró poco, en menos de cuatro meses pasó del idilio a la pesadilla. "El primer síntoma lo vi un día en que, en mi casa, sonaba el celular de María y ella no se animaba a atenderlo, hasta que él, desencajado, levantó el aparato y -adelante de nosotras- dijo 'María no está'. Ella sólo me hizo un gesto, como diciendo 'ya se le va a pasar'".

Entre enero y abril, Rut denunció en cuanto lugar se le ocurrió que su hija estaba en peligro. En todos le dijeron que espere, que iba a volver sola. Fue a varias comisarías de la zona a pedir ayuda. "Me contestaban que no podían hacer nada. Que ella tenía que hacer la denuncia", recordó.

La enumeración sigue: "También me acerqué a la Fundación María de los Angeles, a principios de abril, cuando estaba por empezar el juicio por 'Marita', y estaban todos ocupados con eso. También allí me dijeron que mi hija era mayor, que había que darle tiempo a que reflexione".

Lo más grave, afirma, fue que en la Oficina de Violencia Doméstica, de la Corte Suprema de Tucumán, le dijeron que no podían hacer nada para proteger a su hija porque era una mujer adulta; había que esperar hasta que ella se diera cuenta y fuera a denunciarlo. "Cuando tocan fondo, vuelven", le respondió una mujer que la atendió. Rut cuenta: "Después de que murió, volví para decirle que mi hija había tocado fondo, pero que ya no podía ir a denunciarlo".

La última reflexión que hace Rut Tomatis está dirigida a quienes, como ella, sienten que tienen a alguien querido en una relación peligrosa: "Hagan caso a su intuición. Uno sabe, hay algo adentro que te avisa que hay peligro. No se dejen convencer de lo contrario, insistan para que se tome la denuncia, pidan ayuda, exijan que los tomen en serio".

Comentarios