El 40% que espera
La calidad de la infancia es la medida de la calidad de un país, afirma un funcionario de una fundación empresaria que articula acciones de desarrollo local con municipios y comunas. Así fundamenta las acciones de responsabilidad social empresaria vinculadas a los chicos y a los jóvenes. En otras palabras, y desde una perspectiva empresaria, esa apuesta a la infancia se sugiere como una apuesta al futuro propio. Algo así como cuidar el semillero.

La fundación Arcor, cuya raíz es obviamente la tradicional empresa homónima con casa matriz en Córdoba, encara desde hace unos años una original iniciativa para "medir" las oportunidades educativas de los chicos de una región determinada. La propuesta se llama "Educómetro", y es una metodología de recolección de datos (cualitativos y cuantitativos) que permite hacer una radiografía del lugar. En Tucumán, la Fundación Arcor implementó la iniciativa hace un par de años con la Municipalidad de Lules, y ahora lo hará con la comuna de Río Seco. Como le dijo a LA GACETA uno de los responsables del "Educómetro", las conclusiones que acerca la Fundación Arcor no son vinculantes, sino recomendaciones. Pero el propio intendente de Lules, César Dip, reconoció la valía de esos datos. Datos a los que, admitió, no podría haber accedido de no haber sido por el "Educómetro". Admitió, además, que lo que ahora debería venir en su municipio es la ejecución de políticas de juventud y de infancia que mitiguen las falencias y necesidades que han quedado reflejadas en ese muestreo. Entre las recomendaciones que surgieron está la realización de un Consejo local orientado a la infancia y la adolescencia, que estará integrado por actores locales sociales, de la escuela, del municipio y de la empresa que ideó el "Educómetro".

Un dato clave de la radiografía de Lules es que casi la mitad de su población, el 44%, exactamente, tiene menos de 20 años. La media tucumana, según el Observatorio de la Niñez y la Adolescencia que realizó el gobierno de Tucumán, es del 37.9%. Cuatro puntos más que en el resto del país. ¿Por qué es un dato clave? Porque un porcentaje así hubiera demandado políticas acordes con el peso de ese porcentaje. Sin embargo, lejos de ello, el relevamiento que piloteó la Fundación Arcor con colaboración de alumnos, educadores, entre otros actores, ha dejado en evidencia que los jóvenes están en muchos casos sin red. Por ejemplo, según fuentes del propio municipio, el índice de pobreza al año 2009 era del 35%; y los jóvenes que no estudian ni trabajan llegan al 20%, dicho por informantes clave del Ministerio de Educación de la Provincia. A su vez, dos de cada ocho chicos en edad escolar no tienen cerca de su casa un ómnibus que los acerque a la escuela.

Tanto esa dificultad física de acceder a la escuela como la valoración del trabajo infantil o adolescente como una "tradición o cultura local" sazonan la deserción escolar. Por fuera de los datos "duros", el sondeo también arroja que los chicos y los jóvenes de Lules no encuentran canales de participación cultural y social. Hasta aquí, algunas de las conclusiones de la muestra. Conclusiones que, se estima, podrían ser extrapoladas al resto del territorio provincial, con más o menos dramatismo según el lugar del mapa en el que se haga foco.

¿Por qué debería un sondeo de una fundación empresaria aportar datos a los que el Estado -municipal, en este caso- no había podido acceder? Queda zumbando la respuesta de un funcionario: "la iniciativa externa ayudó a articular el diálogo entre el municipio y la Escuela, que hasta entonces era casi inexistente".

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