Por Mariana Apud
20 Marzo 2013
El inicio no fue el mejor para el rally tucumano. Hubo pocos autos y, pese a eso, queda claro que no le falta nada para ser un deporte entretenido. Variedad de manejo sobra. Está Miguel Reginato (h) que "artesanalmente" toma las curvas con la pericia del piloto de pista que es. Después irrumpe Fabián Scalora que, en el otro extremo de los estilos, hace delirar al público porque siempre acelera un poquito más.
Están también los "Pablo Morán" y los "Samir Assaf" que, juventud de por medio, hicieron temblar a los experimentados. Nos "abandonan" con sueños nacionales, pero su éxito llena de orgullo a la escuela tucumana. Y las chicas también se llevan su protagonismo ya sea al volante o en la butaca de acompañante.
Los trazados son variadísimos y evitando las zonas urbanas, podrían ser perfectos. En el camino hay orden, pero afuera, sobre todo en los escritorios, algo impide acompañar esa armonía que se disfruta hasta con pocas máquinas.
Están también los "Pablo Morán" y los "Samir Assaf" que, juventud de por medio, hicieron temblar a los experimentados. Nos "abandonan" con sueños nacionales, pero su éxito llena de orgullo a la escuela tucumana. Y las chicas también se llevan su protagonismo ya sea al volante o en la butaca de acompañante.
Los trazados son variadísimos y evitando las zonas urbanas, podrían ser perfectos. En el camino hay orden, pero afuera, sobre todo en los escritorios, algo impide acompañar esa armonía que se disfruta hasta con pocas máquinas.
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