Un ejercicio cotidiano de paciencia y arrojo

Un ejercicio cotidiano de paciencia y arrojo

Se sabe que movilizarse en vehículos automotores por la capital requiere un ejercicio cotidiano de paciencia, por el intenso tránsito y por la falta de controles reales de la Policía Municipal. Dentro de las cuatro avenidas el caos parece incontenible, en especial en las horas pico.

Los agentes de tránsito no tienen presencia real en las calles, salvo para colocar trabarruedas o para aplicar alguna multa aislada. Para compensar esta carencia, la gestión del intendente Domingo Amaya hizo especial hincapié en la instalación de semáforos, los cuales no siempre funcionan como se esperaría, esto es, sincronizados.

Así es que desplazarse en un vehículo por las principales calles puede ser irritante, particularmente cuando el auto (o moto, o camioneta) arranca en una esquina y se encuentra con que el siguiente semáforo se pone en rojo de inmediato, como si fuera una burla del destino. Tal situación se observa claramente en la concurrida y céntrica calle Maipú, desde Marcos Paz hasta Córdoba. En ese tramo de cuatro cuadras hay cinco semáforos que se van poniendo en rojo justo cuando el anterior se puso en verde, lo que genera una pregunta obvia: ¿será una estrategia, por ejemplo, para desalentar el ingreso de vehículos al microcentro, o será que algún funcionario no se dio cuenta de la situación? ¿O será que a nadie le importa?

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios