El Cementerio del Norte: semillero de devociones

El Cementerio del Norte: semillero de devociones

Pedrito "Hallao", La Brasilera y Andrés Bazán Frías, algunos de los personajes del cementerio.

PEDRITO HALLAO. Su tumba está siempre llena de ofrendas PEDRITO HALLAO. Su tumba está siempre llena de ofrendas
Pedrito "Hallao". El día de San Pedro, el 29 de junio de 1948,  el sereno del Cementerio del Norte encontró un bebé recién nacido abandonado a las puertas de la necrópolis. El niño agonizaba a causa del frío y de las picaduras de las hormigas. Se creyó que se trataba del bebé de una familia adinerada, debido a la vestimenta. Al morir le construyeron un mausoleo. 
Desde entonces su tumba (foto) está siempre llena de ofrendas: prendas de niño, chupetes, juguetes, zapatitos, crucifijos e imágenes de santos. Lo llamaron Pedrito por el santo de su día y "Hallao" fue el apellido cariñoso que heredó por haber sido encontrado. Lo visitan sobre todo estudiantes y padres con hijos enfermos para pedir por una cura. 

La Brasilera. En su tumba (foto no hay ningún epitafio que indique su nombre verdadero ni la fecha de su deceso. Su origen misterioso se teje junto a un entramado de rumores y leyendas sobre ella. Félix Coluccio, en su libro "Cultos y canonizaciones populares de Argentina", sostiene que tenía el oficio de curandera y rezadora de los cementerios. Sin embargo, el personal del cementerio asegura que era una conocida prostituta de principios de siglo. Respecto de su muerte circulan también varias versiones. Algunos aseguran que murió cuando sus ropas ardieron con el fuego de una vela; otros creen que murió ahogada en una inundación en el subsuelo de la iglesia de San Roque. Alicia Belmonte, administradora del Cementerio del Norte, cuenta que llegan muchos estudiantes, y también travestis y prostitutas a rezar en su tumba y cumplir promesas.

Feliciano Espeche heredó el trabajo de su padre y lleva en el cementerio toda su vida. Él acompañó a  LA GACETA a recorrer el lugar. En el trayecto cuenta que muchas veces se sorprenden al encontrar velas negras y rojas en la tumba de La Brasilera.
"Algunos creen que ella es La Pomba Gira, la esposa del diablo", contó Espeche.

En el lugar, una figura de San La Muerte espera junto a la imagen de la Virgen. También abundan imágenes de santos sin cabeza o quemados. Sin embargo, no todos son cultos oscuros cuando se trata de La Brasilera: muchos estudiantes realizan promesas para aprobar sus exámenes y dejan luego los apuntes y las carpetas. 

De delincuente a "santo"
Andrés Bazán Frías era un malhechor perseguido por la Policía y cayó muerto, acribillado a balazos, en 1923, cuando intentaba escalar los muros del Cementerio del Oeste. Hasta los 20 años llevaba una vida honrada trabajando como mozo de bar.

Posteriormente se inclinó por una vida en la delincuencia y se transformó en una especie de héroe justiciero que robaba a los ricos para darles a los pobres, quienes lo ayudaban a huir de la Policía.

En los bolsillos de Bazán Frías hallaron un crucifijo, una medalla y un escapulario (era devoto del Sagrado Corazón de Jesús), varias llaves ganzúas y 50 centavos, además de la orden de captura. Todo ello fue suficiente para crear el mito. 

Poco a poco su biografía fue cambiando y ya nadie recuerda sus crímenes. Belmonte explica que a la tumba de Bazán Frías (foto) la visitan sobre todo personas que delinquen o que vuelven a cumplir alguna promesa que hicieron en la cárcel.

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