Del éxito y la fama al exceso y la caída

Del éxito y la fama al exceso y la caída

El triunfo fue su carta de presentación Drogas, alcohol, trampas, asesinatos y actos privados escandalosos; los ídolos del deporte caen de su pedestal. Sus caídas impactaron.

La historia del deporte mundial reconoce innumerables casos de estrellas unidas por la gloria y el espanto a través de los tiempos. Sobre todo, en las últimas décadas. Tyson, Maradona, Pistorius, Woods, Monzón, Johnson, Armstrong. Apellidos que alguna vez saborearon la miel de la victoria, fueron idolatrados y ocuparon amplios espacios en la prensa. Seres humanos que no supieron hallar el equilibrio en la empinada cumbre de dinero y ambición, manchando el prestigio ganado. Que es lo mismo que decir: héroes extraordinarios, cayendo en el más ordinario de los finales. Caídas (golpes de humanidad al fin) por hechos penados por los reglamentos, o directamente delictivos, cometidos muy lejos de los sitios de competencia. 

Drogas, asesinatos, sexo impropio, alcohol en cantidad, trampas. Las historias se multiplican e impactan. Mucho más por el tenor de los protagonistas. 

Ciertos deportistas terminaron mal sus días, acosados por sus propios fantasmas. Otros arrastraron por años sus miserias, sin lograr volver a ser lo que fueron. Y los menos le pusieron el pecho a la adversidad y alcanzaron segundas oportunidades. 

¿Qué rol le cabe al público? Se sabe que son una rareza las sociedades que no caen fascinadas frente a una campaña exitosa. La tradición de competir (buscando ganar) en directa oposición al irrelevante participar. 

Vale decir que, en cuestiones deportivas, el goce por el triunfo logrado solo es comparable con el impacto de la noticia de la caída en desgracia. Esto último, muy cerca del morbo y con un virtual cartel que reza "el show debe continuar". Y más aún, en los tiempos que corren, todo masificado por un mundo globalizado que no conoce ya de fronteras ni de tiempos de trasmisión de una noticia. Peor: ansioso porque se renueven los protagonistas de un circo romano de leones insaciables y de gladiadores puestos en fila. No obstante, también están quienes sufren por la desgracia ajena. 

También asoma como un mito que muchas de las figuras a las que el exceso puso en vereda son individuos que en esencia no estuvieron preparados para enfrentar y controlar la gloria (y el dinero). Pero es un conclusión facilista para explicar lo inexplicable. En rigor, la condición humana alberga en sí misma las dos caras, el bien y el mal en porciones que varían según diversos factores. 

El deporte profesional no es el problema, ni sus reglas, ni sus esquemas: es una abertura de las tantas que existen para seguir un camino. En el juego del ser o no ser, hay una línea que separa a gloria de espanto. Es cada hombre o cada mujer quien decide, en definitiva, de qué lado quiere estar.

TIGER WOODS

Reconocido y admirado, la mayor aparición del golf mundial de los últimos tiempos. Por culpa de sus infidelidades matrimoniales, la buena imagen del estadounidense se terminó. Pasado un tiempo de caída personal, el deporte lo recompuso y él va por otra oportunidad.

BEN JOHNSON

Fue por algunas horas el hombre más rápido del mundo, al ganarle en Seúl '88 la carrera de 100 metros al estadounidense Carl Lewis. Pero el canadiense tuvo que devolver su medalla de oro debido a un dóping positivo. Lo suspendieron, volvió, pero ya no fue el mismo de antes.

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LANCE ARMSTRONG

Héroe nacional en EE.UU. después de sus siete Tours de Francia ganados tras recuperarse de un cáncer y de sus obras solidarias. Mimado por auspiciantes y por la prensa. Pero el mítico ciclista texano había edificado una trampa descomunal al correr dopado. Un golpe a los sentidos.

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MIKE TYSON

Destrozó rivales en el ring, edificó una campaña histórica y sacudió la modorra de un boxeo mundial ávido de una estrella. Pero al pugilista del Bronx se le rompió la coraza: fue a la cárcel por un caso de violación en 1991. Cayó en drogas y alcohol. Intentó volver, fue tarde.

MARION JONES

Ganó tres medallas de oro y dos de bronce en velocidad y longitud en Sydney 2000. Luego, la confesión: había mentido al negar el uso de sustancias prohibidas. Seis meses de cárcel, acusación en perjurio en un caso de fraude y lavado de dinero siguieron en su caída.

DIEGO MARADONA

Un arquetipo de deportista capaz de caer y levantarse varias veces. Las drogas, desde los '80, fueron su peor enemigo. Y hasta dio positivo en un Mundial, el del '94. Agresiones, exabruptos, excesos y muchas oportunidades aprovechadas y dilapidadas. Una historia de novela.

CARLOS MONZÓN

El 7 de noviembre de 1970 marcó su máximo punto de gloria, al consagrarse campeón mundial de los medios. Y el 14 de febrero de 1988 fue acusado de matar a su esposa Alicia Muñiz al tirarla por un balcón. De héroe a villano, en menos de 18 años. Falleció el 8 de enero de 1995

OSCAR PISTORIUS

La última gran estrella mundial del deporte caída en desgracia. Superó todo lo que se puso en frente, incluido el no tener piernas. Atleta paralímpico u olímpico, ídolo nacional en Sudáfrica. Pero en enero lo acusaron de asesinar a su novia, Reeva. Y su mundo se desplomó.

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